El palacio Peridoto estaba alborotado por la visita sorpresa de la Emperatriz. Lo que mas les sorprendía y ponía nerviosos fue que vino sola, sin ningún acompañante. Tal cosa nunca debería suceder. Fue una total falta al protocolo.
Elena camina con paso lento y cuando llego a la habitación del príncipe se detuvo y tomo un poco de aire. Sabia que los únicos en la habitación era la Emperatriz y el príncipe.
Astrid fue echada por la orden de la Emperatriz y de esa forma dejándola sola con el príncipe. Cosa que obviamente puso de los nervios a Elena.
Toco dos veces la puerta-Emperatriz le puede otorgar a esta humilde sirvienta permiso para entrar?-pregunto con voz suave.
Hubo unos minutos de silencio hasta que al fin se escucho una respuesta-Entra-
Soltó un suspiro de alivio y abrió la puerta con cuidado a no hacer ruido. Cuando entro cerro con el mismo cuidado la puerta.
-Esta sirvienta saluda a su Alteza la Emperatriz-hizo una elegante reverencia.
La mirada de la Emperatriz que en ese momento habia estado fija en el príncipe dormido se movió a Elena-Levanta la cabeza-
Elena levanto su mirada y vio el rostro de la Emperatriz. No pudo evitar que un destello de sorpresa pasara por sus ojos.
La Emperatriz que siempre fue cuidadosa con su imagen en ese momento mostraba una apariencia descuidada y un rostro ceniciento que mostraba un completo cansancio. Sus ojos eran pesados como si hubiera perdido el brillo y tenia unas ojeras algo notables. Perdió totalmente su gracia y aura majestuosa.
Aun que ya no era la belleza deslumbrante, ahora mostraba la imagen de una pequeña flor que sufrió grandes agravios. Cualquiera que la viera inevitablemente sentiría un instinto protector y querría consolarla.
Elena no sabia que habría sucedido para que estuviera de tal forma.
Se regaño internamente por su falta de cuidado. En estos últimos días habia puesto toda su atención en el palacio Peridoto y su gente que descuido completamente los sucesos del exterior. Tal falta de información la puso en alerta.
Mientras Elena estaba teniendo a sus pensamientos corriendo. La Emperatriz abrió lentamente sus labios y hablo con una voz melodiosa.
-Hubo algún problema?-
Sin siquiera esperar esa pregunta, Elena se tardo unos segundos en responder-No se preocupe Emperatriz. No a ocurrido ningún problema-
-Ya veo...-hablo en voz baja mientras le daba una mirada complicada a Elena-Has superado mis expectativas... aun que aun queda un largo camino-
-Agradezco sinceramente sus palabras Emperatriz-Elena tenia la cabeza baja para mostrar su respeto.
-Me retirare...-Al decir eso camino con paso lento y al momento de pasar al lado de Elena se detuvo.
Elena no levanto su cabeza y en todo momento estuvo baja.
-...Espero que conozcas bien tu lugar-Su voz llevaba un matiz de enojo y con esas palabras salió de la habitación.
Se pudieron escuchar unas voces a fuera de las puertas y Elena llego a la conclusión que Marta habia llegado a buscar a la Emperatriz.
Frunció el ceño con desagrado y camino con paso rápido al lado de la cuna. Para ver que el príncipe seguia durmiendo tranquilamente como si los sonidos no fueran nada.
Elena solo un suspiro de alivio y extendió su mano que acaricio con extremo cuidado los cabellos dorados del príncipe dormido.
En ese momento escucho golpees en la puerta y la voz de Astrid.
ESTÁS LEYENDO
Reencarne como sirvienta del príncipe maldito
FantasyElena era una amante de los libros y novelas.Pero quien hubiera pensado que reencarnaría en un libro que leyó unos días antes del desafortunado accidente que le quito la vida. La primera vez que abrió los ojos se dio cuenta de que estaba en un luga...