La ceremonia del juramento se llevo a cabo sin ningún contratiempo. Nadie causo problemas innecesarios, cada uno de los caballeros y soldados dio un paso al frente, levanto su espada con sus dos manos y recito el juramente.
En todo ese proceso Elena le presto mucha atención a los movimientos y expresiones de todos. Pudo ver que algunos recitaron el juramento con renuncia y falta de voluntad, de esas personas Elena gravo sus rostros para poder recordarlos y poder vigilarlos.
Otros tenían expresiones complejas y incomodas pero su voz al recitar el juramento no titubeo ni una vez.
Y hubo algunos que sus expresiones mostraban respeto y eran solemnes, sus voces también eran fuertes como si quisieran demostrar su total lealtad. A esos Elena los iba a vigilar mas que a los demás.
Cuando una persona muestra mucha buena voluntad sin razón era muy sospechoso. O podrían realmente ser sinceros o eran buenos actuando. Elena se aseguraría de saber la verdad.
Ella estaba mas que segura que entre la gente del palacio habrían espías. Tenia que tener cuidado y deshacerse de cada uno silenciosamente. Claro que antes de hacer eso descubriría para quienes trabajaban.
El príncipe en toda la ceremonia se comporto y solo jugaba ocasionalmente con su sonajero. Elena estaba mas que satisfecha con su comportamiento.
Cuando todos habían terminado de hacer el juramento Adrián se arrodillo y juro su total lealtad. El como el nuevo capitán y encargado de la seguridad de todo el palacio tenia mucho trabajo esperándolo.
Elena estaba en la misma posición que el así que cuando todos se retiraban Adrián y Elena se separaron para encargarse de sus respectivos deberes. Pero antes de caminar por diferentes direcciones Adrián le dijo unas palabras que la complacieron enormemente.
-Elena estaré un poco ocupado enseñándoles algunos modales a unos bastados así que si no es algo urgente no me llames por lo menos toda una semana-Adrián en ese momento tenia una sonrisa de un completo sádico que se iba a divertir como nunca.
Claro esta que Elena acepto sin dudarlo. Estaba segura que con Adrián a su lado no tendría que preocuparse mucho por la seguridad del palacio.
Algo aliviada le dio el príncipe a Astrid y ella se dirigió a su oficina.
Al entrar en su oficina que se encontraba en el segundo piso vio que sus dos ayudantes ya estaban ahí esperándola con papeles en sus manos.
Las dos eran mujeres y eran gemelas. Lacia era la mayor con un largo cabello azul zafiro y Ellis la menor con un cabello corto azul zafiro que apenas le llegaba a los hombros, ambas bellezas sin dudarlo.
Elena realmente agradecía que tuvieran diferentes peinados por que si no le seria muy difícil y cansador diferenciar entre ambas. Las hermanas eran idénticas, parecían una copia de la otra. Sus únicas diferencias eran su cabello, voz y personalidades.
-Señorita Arcos ya trajimos todo lo que nos pidió!!-hablo animada Lacia al verla entrar.
-Lacia modera tu voz y cuida tus modales-Ellis regaño a su hermana mayor con una expresión indiferente.
La razón por la que Elena las eligió a las dos fue por su capacidades, de todos los currículos ambas eran las mas capacitadas y con el mejor trasfondo familiar. Las dos eran hijas del Márquez Ross que son conocidos por ser neutrales y ser solo leales al Emperador.
Ella aun no estaba segura de ellas pero necesitaba ayuda al manejar este palacio así que se decidió por las hermanas. Ella lo que mas le faltaba era mano de obra y no podía investigar a todos dentro del palacio sin alarmar a los espías y sus maestros.
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Reencarne como sirvienta del príncipe maldito
FantasiElena era una amante de los libros y novelas.Pero quien hubiera pensado que reencarnaría en un libro que leyó unos días antes del desafortunado accidente que le quito la vida. La primera vez que abrió los ojos se dio cuenta de que estaba en un luga...