Capítulo 1 - El enemigo protector [Parte 4 - Revisado]

28 6 4
                                    

Ekbert asintió mientras seguía mirando a la bebé.

—Cuando se despierte Keira y vea que me la he llevado... No me lo perdonará.

—No.

—Ni a ti tampoco.

—Soy consciente de ello y debo asumirlo.

—¿Cómo puede ser esto lo correcto si duele tanto?

—No estará sola. Hará amigos...

—¡Vaya amigos! Amigos asesinos. Creo que nos estamos arriesgando a que se convierta en una murviera, pierda su esencia, la manipulen y adoctrinen, se vuelva contra nosotros y nunca sepa quién es realmente.

—La conexión con el cosmos no se pierde en una sola generación. Los alumnos que ves aquí vienen de muchas generaciones de siervos. Lo han perdido todo. No saben quienes son. Sus genes hace siglos que se desconectaron y no anhelan una alternativa, por eso es nuestra última oportunidad para reconectarles. La buscarán por todos los sitios para aniquilarla, pero el único lugar donde el enemigo no la buscará es entre ellos...

Hubo una larga pausa...

—Pensaba que estaba concienciado y que esto iba a ser más fácil, pero... ¡Cómo me duele el pecho!... ¡Me quema por dentro!

—Es normal, cariño, siempre duele desprenderse de una parte de nosotros. Somos seres humanos altamente emocionales. ... Pero recuerda, ¿qué elegiste para ella: la vida o la muerte?

Ekbert respiró profundamente.

—La vida.

—Pues el mayor regalo que le puedes hacer a una semilla es plantarla para que crezca.

—Pero no quiero que crezca en este tiesto lleno de estiércol...

—Cuando crezca este tiesto se le quedará pequeño y tendrá que salir de él para seguir creciendo.

—¿Y cómo estás tan segura?

—Porque ella será la más grande de todas las metafísicas que ha habido y habrá. Nació no solo para crecer en libertad, sino para liberar al resto. Esta nueva generación será la encargada de crear una nueva sociedad limpia de corrupción, violencia, manipulación y miedo, que es lo que ahora estamos viviendo. Lo nuevo reemplazará lo viejo. Llegado el momento ella sabrá lo que debe hacer y se convertirá en el cambio que deseamos ver en el mundo. Las masas de jóvenes la imitarán y se rebelarán contra las injusticias.

—Una sola persona no pude cambiar el mundo.

—¡Claro que puede, cariño! A veces un solo árbol puede crear un bosque.

Hubo otra pausa.

—Su madre quería que se llamara Sophia. Significa sabiduría —dijo Ekbert.

—Es un nombre precioso y muy apropiado. —La señora Matthi abrazó a Ekbert y le dio un beso en la mejilla—. Cariño, no podemos tardar más. Yo distraeré al guardia y tú cruzas la pared, la dejas y la añades al registro.

Ekbert intentaba guardarse las lágrimas dentro del nudo de su garganta y no pudo decir nada por miedo a explotar y no poder volver a hablar nunca más. Así que se limitó a asentir.

La señora Matthi salió de la habitación, mientras Ekbert miraba a través de la pared cristalina con la bebé en brazos, pero no se atrevió a mirarla de nuevo, como si pensara que ella le convencería para que no la abandonara allí.

Se oyó un cacharreo por el pasillo.

—¿Hola? Rumi, ¿eres tú? —dijo el cadete de guardia alejándose de la puerta—. Como te pille la directora que no estás en la bienvenida te vas a enterar...

Sophia Plera - La cuna de los valientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora