Capítulo 5 - Las Montañas de Aguja [Parte 2]

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Sophia levantó la cabeza y se enderezó.

—Gracias —le dijo a Lilith.

—De nada —le contestó Lilith.

—Es la primera vez que escucho a un murviero dar las gracias... —interrumpió Robel.

—Es que tampoco hay muchas ocasiones de poder darlas —contestó Sophia.

—La verdad es que no... Es imposible poder hablar con vosotros, vais a la vuestra...

Sophia tenía ganas de contestarle, pero Lilith se le adelantó.

—Somos amigos de Vigg, nos pidió que viniéramos a por ti para acompañarte a las Montañas de Aguja.

—¿Y cómo sabíais que iba a salir por aquí? —preguntó Sophia señalando la cascada con el brazo.

—¿No pensarías que ibas a salir por la puerta principal con una maleta y una alfombra roja? —dijo Robel.

Sophia miró a Robel a la cara pero no le contestó.

—¿Dónde está Vigg? Fui a su celda y estaba vacía —dijo Sophia.

—Pues pensábamos que su plan era salir contigo, pero claro... pensándolo bien si él hubiera sabido eso no nos habría enviado a por ti... —dijo Robel.

—Es un chico bastante misterioso, nunca desvela su plan —dijo Lilith.

—Tiene miedo a que se lo agüen —dijo Robel.

—¡No tiene miedo a que se lo agüen! Es que si lo desvela, ya estaría modificando el resultado y prefiere mantenerlo en secreto y que sepamos lo justo —dijo Lilith.

—¡Pues lo que yo he dicho! —Resopló Robel.

—¿Entonces él sabía que le iban a arrestar? —dijo Sophia.

—¡Claro que sí! —dijo Lilith.

—¿Y ha podido escapar por otro lugar? —preguntó Sophia.

—¡Eso lo dudo, bonita! —dijo Robel—. Tú que vives aquí deberías saber que no se puede escapar. Esta es la única puerta secreta de Murvi y solo es de salida... Aunque yo siempre me he preguntado que ya que haces una puerta, ¿por qué no la haces de entrada y de salida?

—Robel, calla ya... —le dijo Lilith—. Pongámonos en marcha. Nos están esperando en las Montañas de Aguja.

Robel movió la cabeza de lado a lado y levantó la mirada de manera burlesca.

—Sí, tendrán muchas ganas de ver a Sophia después de tantos años. ¿Vamos? —le preguntó Robel a Sophia.

Sophia asintió y le hizo una señal a Mr Sky quien se acercó y olió a los nuevos compañeros de viaje y se unió a la marcha.

*****

Después de tres horas de recorrido, llegaron al Lago de Ros*** y pararon a hacer una pausa, beber y comer algo. Los wiszhwiszh sacaron cuatro bayas de una pequeña riñonera tejida con caña que llevaban y una pequeña petaca de color azul con piedras de colores incrustadas. Pusieron unas hojas en una piedra y colocaron con delicadeza todo sobre esta.

Sophia estaba muerta de hambre, pero sabía que esa comida no era suficiente ni para una ardilla, así que decidió no probar bocado y se dispuso a beber algo de agua del lago para calmar la sed, después de recolectar unos cuantos brotes tiernos que crecían a la orilla.

—Ni se te ocurra... —dijo Robel sin ni siquiera mirarla.

Sophia se giró y lo vio sentado de espaldas a ella delante de la piedra que habían utilizado a modo de mesa. Volvió a intentar beber agua tranquilamente.

Sophia Plera - La cuna de los valientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora