—¡La has encontrado! —dijo Lilith que le habría gustado unirse al abrazo si no fuera porque le gustaba más observar a sus amigos...
—Ejem... creo que ya me puedes soltar, Sophia —le dijo Robel a Sophia con cierto cariño.
—Sí... Lo siento... Es que... Me ha causado mucha impresión... No me esperaba... No sabía que hacer... Yo... No sé qué habría pasado si...
—Calma, calma... —dijo Lilith poniéndole la mano en el hombro a Sophia.
—¿Cómo me habéis encontrado? —dijo Sophia.
—Siguiendo el rastro... —respondió Lilith señalando hacia las estrellas y con un movimiento de mano borró el dibujo de arena que cayó como lluvia sobre ellos.
—Gracias... —dijo Sophia con la mano en el pecho.
—Para eso estamos —respondió Robel dirigiéndose camino abajo—. Y ahora será cuestión de que busquemos refugio rápidamente. Abbadon debe estar rastreando el cielo para encontrarnos. Las noches no van a volver a ser seguras.
—¿Y eso por qué? —preguntó Sophia.
—La oscuridad es su elemento y en él puede ver tu luz. Ahora que sabe que no estás en Murvi te buscará insaciablemente. Será mejor que nos cobijemos hasta que salga el sol.
Los cuatro amigos bajaron de la montaña lo más rápido que pudieron con alguno que otro resbalón leve y encontraron una pequeña aldea completamente devastada, pero que contaba con una casa con techo y cuatro paredes. Allí permanecieron descansando aunque incapaces de pegar ojo.
Sophia sacó el medallón que llevaba dentro de la ropa. Robel la miró con curiosidad pero no dijo nada, en cambio Lilith dio un salto y se colocó a su lado:
—¿De dónde lo has sacado?
—De la g... —Sophia recordó las palabras de la profesora Sasha: No debía contarle a nadie acerca de la Gran Biblioteca o podría desaparecer para siempre. Confiaba en sus amigos, pero no podía arriesgarse...— No te lo puedo decir.
—Tranquila... Sé de donde proviene —dijo Lilith.
—¿Lo sabes?
Lilith asintió con mirada cómplice mientras que Robel las miraba a una y a otra como el que mira un partido de tenis:
—¿Qué pasa que ahora vamos con secretismos? —dijo Robel un poco molesto.
—No te pongas celoso, Robel —dijo Lilith—. No es por ti... Es que no se debe desvelar la procedencia.
—Vale ya de llamarme celoso por todo —dijo Robel más alterado y se levanto dispuesto a salir por la puerta, pero Mr. Sky le ladró y entonces Robel se sentó de espaldas a las chicas y empezó a hablar con Mr. Sky, mientras las chicas siguieron a lo suyo.
—¿Sabes lo que es? —le preguntó Sophia. Lilith mostró una amplia sonrisa—. ¿Me lo puedes contar? —preguntó en voz baja.
—Es más... te lo puedo enseñar —respondió Lilith. Las preocupaciones parecieron borrarse de la cara de Sophia—. Pero ahora no. Hasta que salga el sol es mejor quedarnos donde estamos.
Sophia asintió y esperaron un par de horas en silencio divagando en sus propios pensamientos con las largas conversaciones de Robel con Mr. Sky de fondo y una gran variedad de gemidos y ladridos.
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Foto de Michael Kelly
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Sophia Plera - La cuna de los valientes
FantasySophia, la mejor de las alumnas de la lujosa escuela militar para huérfanos, descubre que es descendiente de sus sanguinarios enemigos mágicos, los Wiszhwiszh. Dotada de nuevas habilidades mágicas, se enfrentará a la decisión de usar sus poderes par...