Al abrir el libro este creció aún más ocupando en el suelo el tamaño de dos estanterías. Un olor a rata muerta le inundó las fosas nasales, pero a pesar del asco Sophia empezó a leer caminando sobre las grandes hojas:
«Prefacio
Abbadon nació en la mejor de las familias Maven como un pequeño y dulce retoño de pelo rojizo, ojos coloridos como si fuera la foto de una galaxia y pecas indómitas. Tenía un gran potencial para cambiar el destino de todos humanos mágicos y no mágicos sobre la faz de la tierra, pero el poder que cada vez iba desarrollando más y más no le parecía nunca suficiente, siempre quería el poder de los demás. Pensaba que los vivos no eran todo lo agradecidos con él como deberían, que no lo veneraban, que no le amaban lo suficiente. Fue así como poco a poco decidió cambiar a quiénes ayudar y empezó a ayudar a los muertos. Se convirtió en la mano ejecutora de quién volvía a la vida y quién moría. Este sin duda era un poder capaz de manipular a los seres durmientes (sin poderes mágicos conocidos) que creen en la muerte absoluta del alma, para que así obraran según sus directrices de poder. Con su magia y la ayuda de los seres durmientes...»
Un ruido sacó a Sophia de su lectura. Se quedó parada y en silencio y escuchó atentamente, pero no volvió a escuchar nada más y lo atribuyó a algún crujido de la madera. Hojeó rápidamente el resto de páginas del libro. Al llegar a la última página, en la contratapa vio un círculo de oro en relieve con doce piedras preciosas de diferentes colores incrustadas. Sophia las acarició con sus dedos y se oyó un pequeño crujido cuando se desprendió de la gruesa cubierta en forma de medallón unido a una cadena de oro. Sophia lo sostuvo con cuidado en la mano y leyó la inscripción que había detrás de colgante que decía:
«Aquel que busca siempre encuentra, aquel que no busca permanecerá en la oscuridad».
Sophia escuchó pasos por alguno de los otros pasadizos de manera que se colgó el colgante al cuello y anduvo sigilosa camino al libro de el Círculo de piedra que había dejado inconcluso la noche anterior. Giró la esquina, se situó sobre el libro y copió el dibujo con la arena en el aire. Oyó los pasos en el pasillo de al lado. La curiosidad de saber quién estaba en aquel lugar secreto le pudo y se asomó a averiguarlo. A Sophia le cambió la cara cuando pudo ver a la profesora Samara cargando con una pila de libros que le tapaban la cara.
—¿Hay alguien ahí? —gritó la profesora y dejó caer los libros al suelo, pero antes de que Sophia pudiera ser vista o usar el balatra para volver a su cuerpo físico, la profesora ya había desaparecido, dejando un reguero de libros en el suelo: Compendio sobre la magia negra, Plantas mágicas convertidas en venenosas, Levantamiento de todo tipos de muertos: enfermos, viejos o despedazados. Sophia puso cara de preocupación, pero siguió en su misión y se teletransportó con el mapa hasta la cima de la montaña en la que Lilith seguía dormida.
Sophia posicionó el mapa de arena sobre las constelaciones que veía, tal y como le había enseñado su amiga, por último colocó un pequeño círculo que representaba el Círculo de Piedra. Al hacerlo, la estrella Polaris parpadeó en el firmamento y rotó hacia el Este. Así que Sophia se dirigió en esa dirección y se iba teletransportando en las diversas direcciones que le iba indicando Polaris.
Sophia supo que había llegado al lugar correcto cuando alzó la vista sobre ella y vio unas rocas enormes plantadas en la tierra en posición vertical. A veces una roca todavía más grande unía dos verticales haciendo la función de dintel. Sophia se sentó en el centro del círculo e intentó recordar las instrucciones que había leído en el libro.
Cruzó las piernas en flor de loto y estiró los brazos por encima de su cabeza con las palmas de las manos mirándose la una a la otra. A continuación, hizo una respiración rápida de fuego, moviendo su vientre y inspirando y expirando rápidamente por la nariz. Hizo unas cuantas inspiraciónes y expiraciones profundas, seguido de contener el aire durante 1 minuto. Repitió este ciclo completo 3 veces hasta que se desvaneció y cayó tendida en el suelo.
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Sophia Plera - La cuna de los valientes
FantasiSophia, la mejor de las alumnas de la lujosa escuela militar para huérfanos, descubre que es descendiente de sus sanguinarios enemigos mágicos, los Wiszhwiszh. Dotada de nuevas habilidades mágicas, se enfrentará a la decisión de usar sus poderes par...