Capítulo 3 - El cazador cazado [Parte 5]

6 2 0
                                    

Por la posición del sol debía ser mediodía, por lo que significaba que llevaba unas 3 horas corriendo sin parar al máximo de sus capacidades. Ya había logrado perder de vista a prácticamente todos los wiszhwiszh. Todos excepto uno que parecía especialmente hambriento, aunque el hambre no le hacía flaquear las piernas porque corría como un guepardo, pero Sophia no pensaba convertirse en su gacela.

—Yo soy un halcón —se repetía a sí misma una y otra vez con la intención de creerlo y sacar el máximo potencial en aquella situación.

No es que alguna vez hubiera presenciado una carrera de halcones contra guepardos, hacía tiempo que muchos animales se habían extinguido y los pocos que quedaban no tardarían muchos años en hacerlo también.

La mente de Sophia empezaba a divagar en busca de algún recurso que pudiera utilizar para despistar a este último depredador. Podía oir cómo el sanguinario respiraba a borbotones y emitía ruidos inhumanos con la aparente intención de provocarle más miedo si cabía en aquella situación.

A lo lejos pudo ver un gran valle con una mancha de agua rosa que lo cubría. Aunque Sophia nunca había estado en aquel lugar lo pudo reconocer como el lago de Rose en el que una bacteria le daba aquel color tan original al agua.

Sophia aceleró velocidad de las zancadas con una nueva esperanza pero, como era de esperar, el wiszhwiszh también lo hizo. Solo quedaban 10 metros para llegar a la orilla cuando una rama del suelo se enredó en el pie derecho y cayó estrepitosamente de manera que el wiszhwiszh se abalanzó sobre ella.

En unas décimas de segundo, Sophia escuchó la voz de Chris en su cabeza que le decía: "La mejor defensa es evitar el ataque.", pero apresada bajo el peso de un wiszhwiszh no podía ser fácil, aún así había llegado el momento de enfrentarse al wiszhwiszh cara a cara por primera y posiblemente última vez en la vida.

Sophia se giró rápidamente en el suelo y le atacó a los ojos con un grito salvaje con la idea de parecer más loca y más peligrosa que él. Le cogió de la cabeza y con los pulgares pudo presionar dentro de las cuencas de sus ojos. El wiszhwiszh se quejó, pero con un golpe se deshizo de las manos.

Estaba tumbada boca arriba en la posición más vulnerable, pero no pensaba regalarle sus entrañas para que se hiciera un festín. Así que volvió a intentar deshacerse de él. Sophia, le dio una parada en los testículos, se curvo hacia atrás para tomar impulso, se dobló en seco dándole un cabezazo en la nariz, saltó en el aire y cayó de pie. Flexionó las rodillas, puso su cara más fiera enseñando los dientes y las uñas a la vez que bufaba como los felinos.

El wizhwizh dio un paso atrás alejándose a una distancia prudencial de Sophia y empezó a sangrar por la nariz pero no mostró ningún indicio de dolor. Era un chico de unos 18 años, con el pelo de color naranja chillón, la cara llena de pecas de melocotón fosforito le resbalaban por el resto del cuerpo y sobre la piel roja por el sofoco de la carrera.

Sophia calculó el salto que debía dar para llegar a su cuello. Si acertaba ciertamente podría desgarrarle la yugular y que se desangrara en 30 segundos o menos debido a las altas pulsaciones que ambos tenían, pero era consciente de que solo tendría una posibilidad de acierto o de fracaso. Sophia se quitó el cinturón de floripondios y se lo lanzó al wiszhwiszh a la cara. El chico parpadeó unas décimas de segundo y con un movimiento detuvo el cinturón que estaba a punto de golpearle, pero lo que no detuvo fue a Sophia que saltó encima de él derribándolo.

Sophia voló para lanzarse encima de él, pero no llegó a aterrizar sino que se quedó flotando un metro por encima de su cuerpo. El wiszhwiszh tenía el brazo izquierdo estirado y dibujaba una L con sus dedos índice y pulgar y había pronunciado el balatra:

--Uddiyana

Sophia aleteaba sus brazos con la intención de arañarle la cara al wiszhwizh, pero todo era en vano. El wiszhwiszh empezó a reírse con una risa fina y contagiosa, aunque la rabia de Sophia no podía apreciarla. El wizhwizh rodó sobre sí mismo como una croqueta y se sentó enfrente de Sophia.

_____

Foto de Nathalie Désirée Motet

https://unsplash.com/photos/lRKM2STBj14


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sophia Plera - La cuna de los valientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora