08. El tigre blanco

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Hace una semana que he estado experimentando la extraña sensación de que alguien me sigue. Como si me estuviesen intentando secuestrar o algo así. Sé que suena paranoico, pero la verdad es que no puedo sacar esa idea de mi cabeza. Desde entonces se ha hecho habitual que Kim se siente con nosotros en la cafetería, así como también se ha hecho costumbre que Yeon y Hye se marchen y nos dejen solos, lo que ha contribuido mucho a seguir aumentando la creencia de que el sonrisa rectangular y yo estamos saliendo.

A pesar de todas las cosas, lo único que no salía de mi cabeza era la hermosa imagen del plateado. Pensaba que luego de marcharme del Centro de Protección de Animales en Seoul no podría volver a ver un tigre, así que por lo menos estaba orgullosa por el hecho de que uno me hubiese salvado la vida. Suspiré enternecida mientras masticaba.

-Sabía que morias por mí, Ji -comentó Kim divertido. Había olvidado que estaba con él. Puse los ojos en blanco y lo encaré.

-Estaba pensando en mi vida en Seoul -aclaré. Él alzó una ceja, desconfiado de mi mentira. Sinceramente me daba igual que me creyera o no- No pongas esa cara, de verdad no estaba pensando en ti.

-Tiempo al tiempo, Ji. Caerás -puso una expresión de suficiencia. Su celular sonó y lo sacó de su bolsillo para ver de qué se trataba. Luego de mirar la pantalla su rostro se ensombreció un poco.

-¿Sucedió algo? -pregunté preocupada. Aunque me costara admitirlo, me había vuelto más cercana al pelinegro de lo que me gustaría.

-Hoy es el aniversario de muerte de mi madre... -se quedó en silencio y sus ojos buscaron los míos. No supe qué contestar y preferí no decir nada- Debo comprar flores y llevárselas. Por lo general le cuento una historia, pero este año no he preparado ninguna -llevó ambas manos a su cabello y apretó los mechones entre sus dedos mientras cerraba los ojos. Estaba frustrado- Lo siento. No quería arruinar tu almuerzo de esta forma, Ji -suspiró. Me sentía incómoda. Quería ayudarlo, consolarlo o algo, pero no sabía cómo. Mi mano se movió sola y comencé a dar suaves palmaditas en su espalda.

-Tranquilo, Kim. Iré contigo y le contaré una historia a la señora Kim -internamente quería golpearme. ¿Cómo se me había ocurrido decir algo como eso? Ya no había marcha atrás.

-¿De verdad me acompañarás? ¿No te molesta? -sus ojos volvían a mirarme- Jiyoon, gracias -y... me abrazó. ¿Alguien puede explicarme cuál es el amor de este chico por los abrazos? ¿Acaso me ve cara de peluche?

-Kim... ehm... ¿Me sueltas? -se escuchó más brusco de lo que pensé, pero a él no pareció molestarle- Gracias -suspiré. Genial, ahora debía inventar una historia.

-No tengo más clases en el día de hoy porque el profesor tuvo que salir. ¿Qué hay de ti? -nos pusimos de pie. Iba a coger mi bandeja vacía para llevarla pero Kim se adelantó.

-Literatura y listo... Supongo que no podré ir cont...

-Te esperaré en la biblioteca hasta que termine tu turno -me interrumpió- Dijiste que irías conmigo así que no pienses que te vas a librar ahora -suspiré nuevamente y ambos salimos de la cafetería. Regresé a mi salón y me senté junto a Yeon antes de que comenzara la clase.

-Tardaste -comentó mi amigo mirando su celular. Gracias a que se había vuelto una rutina mi supuesta relación con Taehyung ya no era el tema principal. Por el contrario, ahora todos se centraban en quién sería la futura pareja de Jimin. Aunque eso significaba que las fans de Park seguirían molestando a Hyesung por haberlo engañado y a mí por haberle roto el corazón.

-Necesito que está tarde te quedes con Kook -dije, sacando un cuaderno.

-¿Vas a salir? ¿Una cita acaso? -puso una media sonrisa y dejó a un lado su celular.

SPRING BEAR [K.T.H] [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora