32. "14"

765 80 9
                                    

Zuko temblaba del frío sin poder evitarlo. Intentaba acurrucarse contra sí mismo una y otra vez mientras caminaba, pero tan solo podía limitarse a sentir como sus pies dolían ante cada paso y el cómo sus dedos se sentían apunto de separarse de sus nudillos.

Era extraño que justamente estuviese tan helado aquel día.

Quizá Zuko podría soportarlo si fuese un día normal, pero debido a sus nervios, el frío incluso sale de su propio cuerpo, porque sí, cuando Zuko se encontraba nervioso, en lugar de ponerse rojo a más no poder o empezar a sudar como la mayoría de las personas, él en realidad comenzaba a temblar exageradamente y a tener una enorme sensación de frío que no cesaba aunque usase un suéter, y por supuesto, esto empeoraba si se encontraba en un ambiente tan helado como el actual.

ー¡Tonto yo por esperar hasta último minuto!ー, exclamo alguien que pasaba junto a Zuko de manera apresurada. Iba hablando por teléfono y lucía bastante preocupadoー, ¡Las cosas en la empresa estuvieron muy tensas, fue mi error, fue mi error, ayúdame esta vez-...!

Finalmente, entre el bullicio de las personas, la voz de ese hombre se perdió entre la multitud.

Zuko suspira intentando darle calidez a su propio rostro, pero el viento choca contra sus mejillas y lo desvance al instante.
Cuando exhala de nueva cuenta sin intención alguna oculta, el vapor que sale de sus labios es sencillamente aliviante.

Aprieta con un poco de fuerza sus propias manos y se siente nervioso por el hilo delgado que está entre sus dedos, contento de haberlo comprado con tranquilidad y tiempo.

...

Cuando finalmente toca la puerta con un poco de timidez, Zuko espera con una increíble paciencia, sin embargo, poco se ha percatado de que en realidad su toque fue tan suave que ni siquiera se escuchó, junto a ello, finalmente parece recordar que por supuesto, la puerta de la entrada a casa de Toph tiene timbre.

ー...Idiotaー, masculla con vergüenza de sí mismo mientras se acurruca de nuevo, aún de pie.

ー¿A quién llamas idiota, bobo?ー, pregunta Toph, nadamás abrir la puerta.

Un doloroso escalofrío recorre la espalda de Zuko y sin poder evitarlo, retrocede de manera abrupta. Si sus pies tuviesen voz probablemente hubiesen gritado del dolor.

Quizá debió ponerse unas botas.

ー¿A dónde vas?ー, pregunta Toph, curiosa al sentir cómo el contrario se apartó. Una sonrisa ligera adorna su rostro y Zuko se siente aún más nervioso.

ーAningúnladoー, dice apresurado, logrando hacer parecer que ni siquiera separó las palabras.

Toph ríe divertida, siempre le ha parecido tierna la forma en que el contrario actúa cuando está nervioso.

ー¿Y bien?ー, pregunta ella.

Zuko hace una mueca, que por supuesto, ella no puede ver.

ー¿Piensas pasar o no, Chispitas?

El más alto parece volver a la realidad y entonces recuerda que está helando y que sus pies están por congelarse en pocos segundos, se siente estúpido por olvidar algo como eso, pero Toph realmente a veces le hace perder la noción de... Todo.

Se apresura a caminar y atravesar la puerta con rapidez, la cierra trás de sí y lo primero que siente son las cálidas manos de Toph en su rostro.

ーEstás heladoー, es lo primero que ella susurra al tocarle y Zuko se paraliza unos instantes.

ーHace mucho frío afueraー, dice en un suspiro suave, su corazón late fuerte y casi puede escucharlo.

Toph ríe y sin notarlo, hace que su aliento cálido choque con el rostro de Zuko. Parecía que acababa de lavarse los dientes, puesto que tenía un fuerte olor a menta, Zuko agradece internamente eso.
De pronto, las manos de Toph abandonan su rostro y Zuko aprecia levemente cómo la más baja deja de estar de puntillas para lograr alcanzarle, sus manos cambian de objetivo y pasan a el cierre de su enorme chamarra.

ーCreí que no vendrías, debo admitir que no pensé que lo harías con tremenda helada, ya que a ti no te gusta el frío...ー, murmura con simpleza la contraria.

ーYo...

ーPreparé chocolate caliente, ¿Quieres un poco?

Zuko cierra sus labios por inercia y tan sólo atina a asentir con la cabeza, y aunque sabe que Toph no le ve, ella tiene una extraña habilidad que le hace saber lo que él quiere decir.

Aún si vista, ella puede verle y eso le hace sentir de alguna forma seguro a su lado.

A Zuko no le gustaba el chocolate caliente hasta que Toph por accidente le dió una taza, él creyó que era café, y le dió un enorme trago sin pensar, ni siquiera tuvo tiempo para escupirlo aquella vez, tan sólo se limitó a tomarlo por completo, posteriormente a ello, se acostumbró a tomarlo con ella.

Cuando Toph se aleja rumbo a la cocina, Zuko por fin nota que el volumen de la televisión en la sala está particularmente alta y puede escuchar el programa con audio-descripción favorito de Toph.

Es entonces cuando decide dar unos pocos pasos rumbo al sofá y dejar en la mesita de centro la bolsa en la que lleva un pastel para dos y algunos regalos para su prometida.

No es la primera vez que celebran un 14 de febrero juntos y por supuesto, no es la única, pero aún así, Zuko siente que nunca podrá evitar sentirse de esa forma junto a Toph. Sin importar qué tanto tiempo le conozca, o esté acostumbrado mentalmente a su tacto, o qué tanto tenga memorizado su rostro, siempre tiene este extraño sentimiento de sentirse consumido, y embelesado al verle, o siento cómo su cuerpo se estremece ante las suaves manos de la contraria.

Zuko no niega cómo se siente, él acepta que está enamorado, pero se siente ligeramente extraño de la imposibilidad de acostumbrarse a ello.

Sus nervios y la explosión de sentimientos en su propio corazón le imposibilitan sus acciones, Toph siempre es quién toma la iniciativa, en el tacto, en los besos suaves en las mejillas, en los abrazos, en tomar su mano, en todo...

Zuko se siente amado, pero también quere hacerle sentir de la misma forma a ella.

Quiere que Toph sepa que le ama, y que siempre hará un esfuerzo ante sus porpios nervios por demostrar su amor.

Por ello, cuando Toph vuelve y se sienta junto a él se intenta animar mentalmente a tomar la mano contraria con suavidad.

Su corazón parece estar a punto de estallar, pero Zuko podrá con ello.

Quizá en realidad, que sus nervios vivan por siempre sea lo mejor, puesto que serán la viva demostración de que siempre estará enamorado de ella, siempre como la primera vez, incluso después de que se casen o envejezcan.











ーFeliz 14 de febrero.

One Shot's ToKo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora