17. "Tiempo".

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Zuko era un chico bastante saludable.

Comía tres o cuatro veces al día, dormía temprano y lo suficiente; estudiaba de manera promedio sin rayar en lo obsesivo y practicaba balonceso siempre que podía, no era el mejor en ello, pero nunca fue realmente malo; Zuko rara vez se enfermaba o se sentía mal.

Pero entonces, ¿Por qué cada vez que se topaba con ella se sentía tan... Mal?

Miraba su silueta y se sentía estrujar desde lo más profundo de su ser.

Escuchaba su voz cercana mientras caminaba por los alrededores de su universidad y se sentía tan frío a su alrededor.

Tenía deseos de correr a ella y abrazarle, le extrañaba tanto.

Escuchaba canciones y pensaba en ella, leía libros y pensaba en ella, jugaba baloncesto y siempre estaría ella ahí.

En su mente.

En su alma y su corazón.

Pero ahora estaba vacío. Lejos de ella.

Anhelando volver el tiempo y decirle cuánto le quería.

Anhelando que el tiempo no fuese tan violento.

Se amaron tanto en el pasado, pero terminaron tan mal, tan condenadamente mal que aún se preguntaba porqué habían terminado de aquella forma.

Algo tan tonto, tan ajeno a ambos y a la vez tan íntimo.

Habían cambiado y aún así no lo hicieron juntos. Cada quien lo hizo por su lado y todos los momentos buenos y malos se olvidaron.
Quedaron en el vacío.

Fue repentino.

Estruendoso.

Sin visibilidad para ambos.

El tiempo era violento entre los dos.

Le miraba y se sentía tan terrible. Ella cambiaba y él parecía haberse quedado estancado.

Juraba, juraba...  juraba que nunca le había dejado de amar.

Deseaba ir hacia ella, abrazarla, desahogarse del dolor. Deshacerse del dolor y la pena.

El tiempo era mucho más violento.

No había solución... Zuko lo sabía, no intentaba resolverlo, sabía que para curar sus almas no había nada mejor que el tiempo.

One Shot's ToKo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora