Capítulo Catorce: Hombre Malo

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Durante dos días, Davy dejó que los funcionarios le aguardaran, saltando a la

playa dos veces al día, y perdiéndose en la colección de DVD. Trató de no pensar.

Ni en Brian Cox, ni en escapar, ni en sus captores, ni en Millie. Durante ciertas

horas de la mañana y de la tarde, actuaba para el Dr. Conley, saltando hacia atrás y

desde lugares específicos en el patio mientras Conley medía, registraba, y

especulaba.

No se sorprendió al enterarse que no hubo aumento de la radioactividad local cuando saltaba. Ni otras fluctuaciones electromagnéticas. Sin embargo, una cámara de imagen infrarroja, mostraba un ligero aumento de la temperatura en su sitio de salida y un ligero descenso en su destino, cuando saltaba desde la sombra de una pared hacia una parte del patio iluminada por el sol. Fue el cambio más elemental en una décima de grado.

-La diferencia de temperatura entre los dos lugares es de más de seis grados. Allí

debe haber algún tipo de fuga cuando saltas.

-Tal vez-. Davy asintió. Su propia experiencia le decía que no iba a desaparecer en un lugar y aparecer en otro, pero una vez una puerta se abrió tan brevemente. Se había grabado una vez, en una cinta de vídeo, y se preguntó si Conley contaba con eso. Sin embargo, no preguntó. No quería dar ideas a Conley.

Al día siguiente, cuando apareció en el patio, a petición de Conley, se encontró con un aparato extraño que consistía en un gran cubo transparente de cuatro pies y una pulgada de espesor, con hojas de plástico unidas a él por un marco de abrazaderas de tuberías. Davy se acercó y olía a ácido acético. Vio que las articulaciones habían sido selladas pesadamente con una sustancia transparente y el olor confirmaba que

era silicona.

Otra característica era que sólo había un par de conductos de plástico que se

ensartaban en la parte superior. Uno iba a un manómetro de presión grande con una gama de 800 a 1200 milibares, y el otro a una manguera de goma que se dirigía

a un pequeño compresor de aire.

Conley estaba esperando. Davy se quedó mirando la habitación con desagrado.

-¿Sabes algo sobre la fisiología del buceo? preguntó.

-Un poco-. Señaló el medidor. -La lectura es absoluta. No espero trabajar en diferencias de más de 20 milibares, por lo tanto no creo que tengamos que preocuparnos demasiado por hacer estallar tus pulmones o tus oídos.

Davy se acercó. El medidor de lectura estaba a 1002 milibares, pero él no tenía idea de lo cerca que estaba de la presión normal a nivel del mar.

-¿Ahora está sobrecomprimido correctamente?

-En absoluto-. Conley apuntaba a una válvula de varias vías montada en el

compresor. -Está abierto por fuera.

Davy se agachó y saltó dentro de la caja. El interior estaba caliente, como si tomara el sol, pero la presión, como Conley había dicho, era la misma. Saltó atrás.

-Muy bien. ¿Cuál es tu plan?

-Bueno, ¿por qué no empezamos por bombear un poco de aire en la caja, unos

veinte milibares? Entonces, saltas dentro y vemos lo que sucede con la presión. Si

tú apareces dentro abarcando una parte del volumen, deberíamos ver un ligero

Reflex - Steven GouldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora