Capítulo Siete: Eso No Es Exactamente Lo Que Tenía En Mente, Tu Sabes

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Millie armó a Sojee con una pila de papeles y la grapadora, luego bajó por


Colombia, cerca de la Casa de Cristo.


-Voy a hacer las rondas-, le dijo Sojee. -Te llamaré si me entero de algo.

Millie le dio algo de cambio. -Llámame sobre las cinco, incluso si tú no te enteras


de nada, ¿vale?


Los labios de Sojee se abrieron varias veces y finalmente dijo: -Bueno, está bien.


Sobre las cinco.


Millie cogió el taxi y la llevó hasta la calle frente al Interrobang. Caminó


lentamente por la calle y por las esquinas, hacia lo que iba a considerar como la


"zona de comienzo ", el lugar donde Brian Cox había muerto y, posiblemente, el


lugar donde Davy podría haber sido visto por última vez.


Siendo optimista, Davy había "desaparecido" de este lugar de una manera diferente a la que lo había hecho Cox.


Había desayunado con Sojee, pero entró en el restaurante de todos modos, pidiendo una mesa en la ventana, la única, pensó.


Las ventanas del lugar estaban rodeadas de anuncios de esta o aquella función,


este y aquel estudio de danza que impartía clases, este o aquel dojo que impartía instrucciones de artes marciales, esa o esta persona en busca de un compañero de piso. Aun cuando habían sido arrancados, y los restos de celo amarillentos formaban montañas. Salvo en esa ventana. Esa ventana había sido sustituida recientemente. Había pocos anuncios encima, pero ninguna señal de carteles antiguos. Esta ventana había sido reemplazada.


Ella pidió un café pero no lo bebió.


Esperaba que la gerencia ahora fuera un poco más cuidadosa a la hora de permitir


que los empleados sirviesen comida, pero este no era el momento de probar esa


cuestión.

Hoy se sentía un poco rara, como si estuviese acorralada. Ella había estado


mirando, el día anterior, si avistaba los vigilantes de la NSA, pero no había visto


realmente a nadie. Ella creía que estaban cuidándole la espalda, visto lo del micro y


los controles intermitentes, con la esperanza de atraer a los secuestradores de Davy. Su ausencia había sido notable después de haber pasado los últimos siete días bajo vigilancia constante en Stillwater.


Hoy, la espalda le picaba.


Ellos están ahí fuera.

Reflex - Steven GouldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora