Capítulo Ocho: Me Gusta Un Hombre Con Cadenas

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Matón Uno, el rubio de las cejas casi invisibles, puso la bandeja del almuerzo justo en el interior de la puerta, luego se deslizó fuera del alcance de la cadena.

Davy estaba muerto de hambre para el almuerzo. Él no había desayunado y la

involuntaria depuración de su estómago empeoraba las cosas. Sin embargo se lo

comió lentamente. Su garganta estaba aún en carne viva por la bilis y no quería

correr el riesgo de repetir la experiencia de esa mañana con o sin ayuda externa.

Después de terminar cada migaja, utilizó el baño. A la vuelta las cadenas

comenzaron a replegarse a través de la pared.

Oh, genial.

Cuando había sido atraído hacía la pared, volvieron, el Matón Uno rubio que había

traído el desayuno, la morena que había matado a Brian, y el hombre con nariz

ganchuda y cabello castaño rojizo- Matón Dos.

¿Y ahora qué?

Lo ignoraron. La mujer sujetaba un medidor de plástico de algún tipo, con un

penacho de antenas. Estaba haciendo una lectura digital mientras caminaba por la

habitación. Cuando estaba en medio de la habitación, cerca de tres pies de la cama

de Davy, se agachó y empezó a moverlo de lado a lado. Hizo marcas en el suelo en

varios sitios con una pluma de fieltro, entonces, después de unos diez minutos de esto, hizo un gesto a los otros dos.

-Aquí. Señala.

Matón Uno sujetó un rollo de dos pulgadas de ancho de cinta verde fluorescente

de electricistas. Puso largas tiras de ella en el suelo, formando un cuadrado de

cuatro pies de ancho.

Mientras hacían esto, la mujer trabajaba más lejos, de nuevo, mirando de cerca el

medidor y haciendo marcas en el suelo. Cuando los hombres terminaron con el

cuadrado, dijo:

-Cinta amarilla aquí.

Cuando los hombres lo hicieron, obtuvieron un cuadrado amarillo con las esquinas

truncadas a ocho pies fuera del cuadrado verde. No se molestaron en completar

ese gran cuadrado cerca de Davy o de la cama, pero cuando terminaron, la mujer

pasó el medidor alrededor de su perímetro, tanto por dentro como por fuera, entonces comprobó el cuadrado verde de nuevo.

-Correcto. Ya podemos irnos-. Le entregó el medidor a Matón Uno y sacudió el

pulgar a la puerta.

Los dos hombres fueron a la puerta. Matón Uno se dio la vuelta por la derecha

antes de salir por la puerta y miró a Davy por primera vez desde que entró en la

habitación. -Sé un buen perro-, dijo con la boca torcida de manera extraña.

Después, la puerta se cerró de nuevo. La mujer dio marcha atrás, por fuera de la

línea de cinta amarilla. Casi de inmediato, las cadenas se aflojaron de nuevo y

Reflex - Steven GouldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora