Capítulo Seis: Ahora Puedes Fregar El Suelo

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La última vez que pasé tanto tiempo en una habitación fue hace más de catorce años y ya entonces la dejé para irme a la escuela.


Y no sólo era estar en una habitación. Davy vivía al aire libre, más que la mayoría de la gente. El tiempo no lo frenaba como a los demás. Si estaba lloviendo o nevando o hacía demasiado frío en un lugar, simplemente saltaba a otra parte,


generalmente permanecía en el mismo hemisferio, pero no siempre. Temprano por

la mañana en los Estados Unidos era siempre un buen momento para dar un paseo por la explanada en Brighton, Sussex o corretear por los altos prados en el Camino del Cámbrico en las montañas de Gales. Tarde por la tarde en Oklahoma era un gran momento para bucear en la Playa Hamoa en el lado este de Maui, o ir de excursión hasta los Petroglifos Puako en la Isla Grande.


Alojarse en un solo lugar, en el interior, le sacaba de quicio. Davy definitivamente


había progresado en la fase estar bien tanto como para ser realmente molesto. Salir de la sala de operaciones era de por si suficientemente malo aun cuando no estabas encadenado a la pared. Cuando estás sano, el mal humor no puede apoderarse de ti.


Le habían quitado la sonda y tenía un baño portátil al lado de la cama, entonces,


trajinando desde el otro lado de la pared detrás de su cama, le cedieron la


suficiente cadena para que pudiera llegar al baño, el fregadero, e incluso hasta el


pie de la cama.


Empezó a pasearse, moviéndose de la pared a los pies de su cama, deteniéndose justo antes de lo que las cadenas le permitían antes de rehacer su camino. El


manejo de sus cadenas se convirtió en su segunda naturaleza, sus traqueteos y


serpenteos por el suelo, ruido de fondo.


Solo llámame Jacob Marley.


No le importaba que la bata de hospital fuera todo lo que llevaba y cada vez que se volvía, se cachondeaba de los observadores de detrás del espejo. Sospechaba que


esta costumbre estaba empezando a molestar a sus secuestradores. La voz


computarizada dijo:

-¿Te gustaría ver algunos videos?

Se rió en un corto y desagradable ladrido. -Sí, me gustaría Stalag 17, Chicken Run,


Alcatraz, y La gran evasión-. Y cuando no hubo respuesta, añadió, -y una pelota y


un guante de béisbol.


No dijeron nada después de eso, pero cuando sirvieron la comida, había una

Reflex - Steven GouldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora