Capítulo 12: Verdaderos demonios

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Qué guardaba la chica de cabellos largos en su interior, era una de las dudas más impuestas en la mente de Ivana. Qué habrá vivido para que se autoencierre en su mente... para que crease tal escudo.

Luego de aquella charla, finalizada a tan solos minutos del amanecer, su mente comenzó a maquinar no dejándola dormir.
Busco durante horas en su laptop, posibles actos que provocasen trastornos tan extraños como aquel.
Unos días sin dormir no le hacían daño, debido a su trabajo algunas horas de sueños eran reemplazadas por investigaciones y analizaciones de estos.
Hacia dos noches que no sentía sueño alguno, así que estando en la sala con una taza humeante de café, revisaba unos papeles que no tuvo la oportunidad de revisar antes, cuando escucho el andar sereno de pasos ligeros.

—Buenos días-— Habló una voz adormilada, cargado la mochila con la cual había llegado.

—Buenas tardes, ¿Dormiste bien?— Cuestionó.

—Por alguna razón, siento que no he pegado un ojo—

—Dormiste hasta tarde— Aseguró señalando el reloj que se encontraba sobre el hogar, marcando las 14:37 PM.

—Creo que no duermo bien en las noches—

"Es que ha sido así" pensó Ivana.

—¿Ah si? Tranquila, si quieres luego puedes tomar un descanso—

Recibir amabilidad de una persona desconocida era singular. En su vida, muy pocas veces tuvo la dicha de presenciar aquel gesto. Por ende, se sentía incómoda y, a su vez, a gusto con aquello.

—Gracias pero debo irme, no voy quedarme más tiempo—

—Oh... Si piensas que me incomoda o molesta tu presencia, no es así. Puedes quedarte el tiempo que gustes, además no creo que te hallas curado del todo— Mencionó señalando a sus heridas.

—No quiero abusar de tu hospitalidad, es tu espacio y yo lo estoy invadiendo...Ten— Le tendió algunos billetes y monedas. —No tengo mucho que ofrecer, espero no ofenderte con tan poco—

—No hagas eso, si me ofreces dinero si me ofenderé, por favor guárdalo. Quise y quiero ayudarte, esto no es por dinero—

—Entonces, ¿Por qué es? ¿Por qué quieres ayudarme? —Preguntó mirándola fijamente.

"Porque me recordaste a mí a tu edad"

—Quise ayudar, solo eso—

—Escucha, no te voy a obligar a que te quedes, puedes irte si gustas o quedarte un poco más. No soy médica, pero se que tu cuerpo está muy golpeado y para mi no sería un problema cuidarte, al menos hasta que estés mejor—

Había alguien en la cabeza de Isabel, que le reafirmaba que podía confiar en ella, fue así que comenzó a dudar sobre su decisión, donde sus identidades debatían entre sí.

—Si me quedo... Un poco más... ¿Qué haré?—

—¿He? no entiendo— Aseguró, ladeando la cabeza y frunciendo su sueño.

—¿Qué quieres de mí? ¿Qué hago a cambio?—

—Oh. Bueno podemos ordenar juntas, no lo sé... Escuchar música, platicar o pintar, sabes, me gusta pintar—

¿Eso era el precio por su hospitalidad? ¿Nada más? En la humanidad nadie podía ser así de gentil sin pedir nada a cambio. Al menos no en su vida...

Se quedó estática en el lugar por unos cuantos minutos, analizando "la oferta" que se le era propuesta, cuando Adalis hablo por ella.

—Nos quedamos...—

El Microcosmos De Una Alma Maltratada (Pausada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora