Capítulo 4: Oración

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23:21 de la noche. Casi todos dormían, excepto dos personas.

El padre Nicolás se hallaba ordenando los documentos para la catequesis de los niños. Decidió tomar un descanso, puesto que su organismo clamaba por nutrientes y, estando ahí sobre el escritorio, el dulce olor a chocolate, lo llamaba a probar aquella torta del diablo.
Apesar de que no fuese la hora ni el alimento adecuado, su tentación era mayor.

Dejo los Papeles a un lado con el fin de no ensuciar estos, luego acerco el platillo y tenedor para por fin, degustar el postre que cumpliría el papel de cena. su boca ensalivada por aquel aroma a chocolate... torta húmeda y aireada. La falta de chocolate derretido y la adición de café es lo que distingue típicamente a la torta del diablo de una de chocolate, dando resultado a un sabor más rico. Más él, pudo percibir un ligero gusto a menta, lo que era extraño debido a las características de lo que estaba ingiriendo, al menos de las que habría probado. De todas formas le resto importancia, para su punto de vista, esto le daba un toque más fresco.

Las 23:48, ahí estaba él, quitándose la sotana con suma veneración, cuando sin razón aparente su temperatura corporal comenzó a ascender, sus manos comenzaron a sudar y su cuerpo a temblar ligeramente. Trato de restarle importancia, puesto que solucionar el problema sería un acto sodomita y de total ofensa ante los mandamientos de su padre, más aquello empezó a doler y a resaltar por sobremanera.

—Padre mío, dame la fuerza para no sucumbir a estas infames tentaciones propios de actos paganos— Rogó al cielo entre jadeos.

Opto por tomar una ducha fría ya que no tocaría su cuerpo de forma tan pecaminosa <<"¡NO OTRA VEZ!">> para rebajar sus tenciones. Se dirigió hacia el rincón de su cuarto, donde se hallaba el biombo¹ y detrás de este la pequeña bañera. Desvistiendose, la ropa que rozaba su zona sencible le causaba espasmos, sin resignarse a dar tregua, estaba por quitarse su prenda interior cuando la puerta se abrió, dejando ver un rostro que se asomaba con aires inocente, solo que este, al verlo, emanó perversión y malicia. Rápidamente el padre Nícolas se cubrió con la tela más cercana.

—Erimus iterum conveniant severae— Nos volvemos a encontrar gazmoño. Masculló.

Al verla se le helo la sangre, no solo a sabiendas que nada bueno podía esperarse de esa expresión, sino que también creyó escuchar la lengua antigua salir de su boca.
Sería una noche aciaga².

—¿Qué haces aquí, Isabel?— Interrogó ignorando aquel adjetivo calificativo, reconociendo el motivo del llamado por el mismo. Esa "cosa" solo apareía cuando menos lo esperaba tratando de dañar al "mensajero de la palabra", como él se auto describía.

—No te hagas el desentendido, padrecito—

—¿Disculpa..?— Cuestionó mientras inflaba el pecho tratando de disipar cualquier rastro de miedo. —Deberías estar durmiendo en tu habitación y no irrumpiendo en mi alcoba de esta forma. ¿Acaso no se te ha enseñado respeto?—

—¿Está asustado, padre?— Preguntó burlona. —¿A qué le teme? Acaso no recuerda... << "el mal nunca podrá ganarle al bien" >> ¿En verdad teme que lo pueda sucumbir con mis actos?—

—¿Q-qué?—Susurró ligeramente asustado comprendiendo que su lúgubre actitud empezaba a asomarse.

—¿Cree que no sé lo que esconde tras esa ropa? déjeme ayudarlo—

Un golpe seco resonó en la habitación.

—¡IMPURA! ¡JAMAS DEJARÉ QUE ACTOS MUNDANOS CORROMPAN EN MI!— Vociferó.

—Mojigato...— Gruño sobándose el mentón. —¡No vuelvas a tocarme o te arrancare las putas manos!— y como sí de peso pluma se tratase, lo sujeto de las muñecas y lo jalo provocando que el padre Nícolas callera estrepitosamente al suelo. Lo tomó de los tobillos y comenzó a forcejear con él.

—¡NO! ¡NO! ¡SUELTAME ASQUEROSO SER MUNDANO!—

—¿Qué carajos has dicho? ¡REPITELO!— Exigió con sus ojos penetrantes.

El padre Nícolas muerto de miedo musito. —Tu... maldito demonio ¡SABÍA QUE NO TE HABIA EXHORTADO DEL CUERPO DE ESTA JOVEN!—

—Oh... se equivoca, padrecito. Yo fui forjada en el, mi padre me creo tan fuerte que los golpes y exorcismo que me has hecho solo me hicieron más fuerte— Argumentó con soberbia. —¿Sabe por qué?... — Susurró en su oído —porque soy producto del pacto—

Ante estas palabras y el sentir el aliento caliente sobre su piel, el padre se encojio como cual bicho de tierra.

—Demonio...— Acusó comenzando la oración de San Benedito de Nursia.
cru-ux... santi patris benedicti  Conjuró mientras se arrastraba tratando de retroceder. —Crux sacra sit mihi lux... non draco sit mihi dux Siguió tembloroso, alejándose. Pero ella todo lo opuesto a lo que el padre esperaba, lo siguió a paso suspensivos.

váde retro sátana— Clamó soltando una carcajada que le erizo la piel al padre Nícolas, sobresaltándolo. —ves, hasta aprendí a hablar en tu preciada lengua antigua— Dijo con la emoción de un niño. El padre enmudeció, dándole el lugar inconscientemente a proseguir con la oración.

Númquam suade mibi vana... sunt mála quae levas, ipse venena bibas³ Gruñó acercándose a él, amenazante, con una sonrisa perversa y sancarrona.

—Blasfema— Susurró estático, temblando de miedo, de terror.

Ninan capturando su mirada le hablo de forma dulce y calmada. —Shhhh... se buen chico o te romperé las piernas— causando que de la garganta del padre saliese un chillido.

 se buen chico o te romperé las piernas— causando que de la garganta del padre saliese un chillido

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1. Biombo: Mueble formado por dos o más láminas verticales de tela, madera u otro material, que están articuladas entre sí y pueden extenderse o plegarse; se utiliza para establecer una separación dentro de un espacio.

2. Aciaga: Que conlleva desgracia y causa tristeza o sufrimiento

3.Cruz de santo padre Benedito
Mi cruz sea la luz santa
No sea el demonio mi guía
¡Apártate satanas!
No siguieras cosas vanas
Pues maldad es lo que brindas
¡Bebe tu mismo veneno!

Esta es la oración de San Benedito de Nurcia para exorcizar.

El Microcosmos De Una Alma Maltratada (Pausada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora