—Diles que pongan un comunicado en la radio con las características de la sospechosa— Ordenó. —Que lo pasen en un radar de doscientos kilómetros, quizás obtengamos algo—
—Tengo que ir por algunas cosas al pueblo...¿Me acompañas?——Dijiste que el pueblo más cercano estaba a dieciséis kilómetros. Me gusta caminar pero... Tanto es tedioso—
Ivana la miro con una ceja alzada y sonrisa ladina.
—¿Quién dijo que íbamos caminar?—
Sin más tomo un manojo de llaves que se encontraban en la mesa ratona y se levanto del sillón individual de cuero negro donde estaba sentada.
—¿Qué estás esperando? Sígueme— Le habló animada a la peli castaña desde la puerta de entrada, ya que esta no se había movido de su lugar, inconclusa a la repentina acción.
Al verla retomar el paso, fue tras ella, saliendo de la cabaña a pasos largos para alcanzarla.
Se dirigieron hasta una puerta algo angosta, donde la vio pararse en frente y rebuscar entre tantas llaves, la que podría ser correspondiente.—En el perchero esta mi chaqueta negra y una sudadera azul, ¿Puedes traerlas?—
—Claro— Aceptó, yendo a por lo pedido dentro de la cabaña. Tomo las prendas rápidamente sin observarlas mucho realmente. Corrió por la curiosidad que la invadía y al llegar quedó boquiabierta.
—¿¡NO ME JODAS! ¡¿ES TUYA?!— Exclamó emocionada.
Frente a ella, se encontraba una moto negra con componentes cromados, de gruesas llantas, flecos en los costado de su asiento, guardabarros que cubrían la mitad de las ruedas y una hermosa suspensión delantera.
—Aja—
—Se ve pesada ¿Qué modelo es?—
— Indian Chief de mil nueve cuarenta y seis. Es una moto clásica, era de mi padre pero me la obsequió en uno de mis cumpleaños— Informó con la mirada perdida y una pequeña sonrisa, como si un cálido recuerdo rondará por su mente.
—Para tener tantos años, se ve como si recién saliera de su fabrica— Mencionó con voz asombro, parecía estar hipnotizada por lo que se posaba en su vista, ya que no podía apartarla ni dejar de rozarla con las yemas de sus dedos delicadamente.
—Es porque fue restaurada en mil nueve noventa para devolverle todo su esplendor, ya que el paso del tiempo hizo estragos en sus componentes. Por lo que se, siempre fue el transporte personal de mi padre. Tenía un motor V-Twin a cuarenta y dos grados de uno punto dos cero cinco cm tres que le ofrecía una potencia máxima de cuarenta CV. Para la transmisión se podía elegir entre una caja de tres o cuatro velocidades, para alcanzar una velocidad máxima de ciento treinta y seis kilómetros—
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El Microcosmos De Una Alma Maltratada (Pausada)
RandomHaría pagar a todos los malnacidos que arruinaron su vida, que le quitaron lo más preciado que llegó a tener. Hacer sufrir a quienes le causaron tanto dolor a los suyos, tanto como a ella, era su deseo más protervio. Pero antes de eso, debera afront...