Capítulo 2: El plan

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Caminaba jovial por los pasillos. Hoy era el gran día que había esperado, el plan que había elaborado con suma atención. Para ser sinceros, no podía haber margen de error sino los años de espera y devota planeación de meses serían en vano. Aunque, presentía... sabía, que nada fallaría, lo habían repasado muchas veces.

—Padre...— Saludó con un falso respeto inclinando su cabeza.

"Cortalé las manos al bastardo" Le gruñia, pero hizo caso omiso.

—Hija— Respondió secamente y sin ocultar su mirada de recelo. El padre Nícolas la aborecia, lo sabia, más ni siquiera se inmutó, el sentimiento era recíproco. Claro... si había tal cosa.

—El día es hermoso, ¿no cree? Frío y con un cielo despejado— Indicó frotándose las manos, obligándose a establecer un diálogo.

—Así es— Respondió tajante.

—El desayuno está listo— Anunció una voz sosegada. Era la hermana Anabel, que junto a otras de su rango, se encargaba del desayuno para todo el lugar. Gracias a ella hubo fin a la forzada platica matutina.

Entrando al comedor Isabel pudo ver los mismos cuarenta y nueve rostros de siempre, los mismos niños y jóvenes de su edad que al igual que ella, estaban sin familia, abandonados, unidos por una misma situación, sin embargo, ninguno era su amigo.

—Buenos días niños—

—Buenos días, padre Nícolas— Respondieron todos al unísono.

—Los esperó puntual, a la hora de siempre en la parroquia— Dictaminó.

—Si, padre— Garantizarían todos, incluyendo las hermanas que se encontraban repartiendo el desayuno.

Los pasos del padre resonaron en la sala y luego se fueron disipando dando a concluir su retirada hacia sus deberes.

El desayuno pasó como siempre. Todos hablando con todos, pero ninguno con ella. Al menos eso pensaban los demás.

"Falta poco, tranquila"

"No puedo esperar más, quiero hacerlo ya"

"Debe ser todo como lo planeamos, recuerda"

"Voy a destrozarlo"

"Todo a su tiempo"

"Maldito bastardo, me la pagara"

—¡CIERREN SUS MALDITAS BOCAS!— Vosiferó acallando las voces en cabeza y la de los presentes. Todos enmudecieron, las hermanas la miraban con disgusto y recriminación. A excepción de Génesis, quien la observaba con preocupación a sabiendas del porque de esas injuriosas palabras.

—Lo siento, las voces— Argumentó Isabel con cara de póker¹. Sus palabras no generaron ninguna gracia sino las mismas miradas de desprecio.

Como era de esperarse, luego del desayuno obtuvo un castigo. Siendo este una verdadera tortura para ella dado que consistía en rezar cincuenta padre nuestro por sus infames palabras.

 Siendo este una verdadera tortura para ella dado que consistía en rezar cincuenta padre nuestro por sus infames palabras

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—Padre nuestro—

"No el mío"

—Que estas en los cielos— Siguió.

"No el mío"

—Santificado—

"Uuff"

—Sea tu nombre—

"¿Qué era...?"

—Venga a nosotros tu reino—

"Reino, aja"

"Ninan, más respeto"

—Hagasé tu voluntad— Recitó tratando de concentrarse.

"Si, como si realmente fuese así" Habló con ironía.

—Así en la tierra como en el cielo—

"Pero no en el subsuelo" Río.

—El pan nuestro de cada día... danos hoy—

"Mmm...¿Alcanzara? Hay muchos codiciosos"

—Y perdona nuestras ofensas— Hizó caso omiso.

"¡¡¿Decir la verdad es una ofensa?!!"

—Así como nosotros, perdonamos a quienes nos ofenden—

"Voy a matarrlos" Exclamó con reacio acompañado de su característica risa sancarrona que pondría los pelos de punta a cualquiera que viera la verdadera expresión de poca cordura y fuera de sí que se ocultaba en Isabel.

—Nos nos dejes caer en la tentación—

"¿Conmigo? Imposible"

—Más líbranos del mal— Agregó con el seño fruncido, cansada

"¡Pero si sigo aquí!" Canturreó.

—Amen...—

"Infiernos" Finalizó con burla. No había duda de que su inmadurez y impulsividad tampoco quedaba en segundo plano.

Luego de tres horas rezando -dos horas más que junto los integrantes del culto- pudo descansar sus rodillas y manos de esa incómoda posición.

"Debemos romperle los huesos antes de que ellos lo hagan con nosotras obligándonos a estar quietas por horas en esa estupida postura" Refunfuñó la misma voz que blasfebiaba contra las palabras de Dios.

"Hac notce erunt coste quvarum ultimonem"
Esta noche será nuestra venganza*.
Le recordó en un susurro, dando por terminada la amistosa platica.

La tarde pasó lentamente haciendo sus deberes de todos los días. Ordenando los vancos del templo como decía aquel <<"hipócrita con sotana">>, limpiando el tabernáculo donde se guarda la sagrada hostia, y el púlpito para la misa de las seis de ma tarde donde al final se recibía la eucaristía o "el cuerpo de cristo" como se lo llamaba  luego de la transubstanciación².

—No porque le cambies el nombre a la mierda, deja de serlo— Blasfemió.

"Sabe a plastico" Acompañó uno de sus álter-ego.

Cara de poker¹ significa esconder, de forma exitosa, tus emociones bajo una expresión imperturbable, que revela nada

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Cara de poker¹ significa esconder, de forma exitosa, tus emociones bajo una expresión imperturbable, que revela nada.

La transubstanciación² o transustanciación​ es, según las enseñanzas de la Iglesia católica, la conversión de toda la sustancia del pan en la sustancia del Cuerpo de Cristo, y de toda la sustancia del vino en la sustancia de su Sangre.

El Microcosmos De Una Alma Maltratada (Pausada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora