Capítulo 39: Persecución

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“Pregúntale porqué quiere entrar a la red de la policía"

—¿Por qué quieres acceder a la red de los policías?—

—Porque necesito saber cómo van las investigaciones de varios delitos y de ser necesario modificarlos para quitármelos de encima— Respondió como si hablaran de el tema más trivial del mundo.

Isabel seguía en un estado parecido a un shock, todo le parecía completamente irreal, cada palabra que salía de la boca de ese paliducho.
Ese chico no era un idiota cualquiera con un arma... era como ella.

No podía creer que otra persona que no fuera la policía la allá descubierto, ni que le estuvieran apuntando con un arma. No podía creer que fuese tan astuto, sagaz¹ y descarado, que le hablase en serio y peor aún, que contestara con tanta facilidad, lo que podía significar que no tenía importancia confesárselo porque... puede que no viviese para contarlo.

—Solo mato gente mala, ¿entiendes? El mundo no los extrañaría, al contrario, es casi como un servicio público—

—¿Eres un sicario o un caza recompensas?—

—No, yo no cobro— Respondió regodeándose con orgullo. —así que es poco lo que me importa lo que hallas hecho— Dijo relajando el brazo en el que portaba el arma. —además seguro merecía morir, una lástima que no allá sido así para el primero— Agregó sin darle mucha importancia a sus palabras.

Una curiosidad gigantesca comenzó a crecer dentro de la mente de su otra "yo" no tan "yo". Vio que el chico bajaba el arma, poniéndola a un lado de su cuerpo.

—No puedo hacer mucho de lo que me pides, pero si me ayudas en algo puede que también te beneficie— Habló, y el muchacho la observo con una mueca desconcertada.

—¿En serio?—

"Caíste justo donde quería" pensó Monster.

—Si, pero que sea a mi modo. Mi... familia no debe saberlo— Si la persona que tenía al frente era así, no podía dar información de su paradero aunque posiblemente ya sabría hasta el color de su ropa interior.

—No hay problema, es un trato entonces...— Murmuró brindando su mano sin cuestionar nada. Las identidades observaron esta fijamente, odiaban el contacto físico con extraños, más viendo que el chico no descendía su extremidad, la tomaron ligeramente con los latidos desenfrenados.

—Sin trucos Isabel... Sé que no tienes familia— Informó. —vi tu expediente. Estoy confiando en ti pero no soy ningún idiota— La mencionada trago en seco, pensando que más sabría de ella. —nos vemos en tres días a seis kilómetros del pueblo Sionprive, estaré esperándote por la tarde en la carretera— Sonrió tranquilamente pero dirigiéndole una mirada de advertencia.

Para cuando logró calmarse, el sol ya comenzaba a ocultarse entre los frondosos árboles y las gotas de rocío se acumulaban sobre la hierba chamuscado y reseca por la escarcha mañanera

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Para cuando logró calmarse, el sol ya comenzaba a ocultarse entre los frondosos árboles y las gotas de rocío se acumulaban sobre la hierba chamuscado y reseca por la escarcha mañanera. Se frotó las manos notando el frío, su nariz había tomado un tono rojizo debido al clima y sus mejillas rosadas aportaban a su rostro un aspecto enfermizo. Se sentía dentro de un thriller de terror con tanto silencio. Hasta las ramas removidas por el viento le erizaban la piel luego que el encuentro reciente desatará varios hilos en su mente.

El Microcosmos De Una Alma Maltratada (Pausada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora