Haría pagar a todos los malnacidos que arruinaron su vida, que le quitaron lo más preciado que llegó a tener. Hacer sufrir a quienes le causaron tanto dolor a los suyos, tanto como a ella, era su deseo más protervio. Pero antes de eso, debera afront...
La agraviada se abalanzó a su encuentro cuando vio como aquellas extensiones eran abiertas. En busca de consuelo se abrazaron mutuamente, sollozando como las niñas magulladas que portaban dentro.
—Maldición, desde niña decía que los bebes no me agradaban y que no seria madre, pero sus ojitos llenos de vida, de esperanza... jamás tendré la posibilidad de saber que es sentir la felicidad de cargar a tu hijo en brazos, de cuidarlo como la cosita más frágil del mundo, jamás podré escuchar que me llamen mamá o que se molesten conmigo por no comprarle un dulce que quieran ¡No podré hacer esas cosas— Bramó con pesar. —¡Me arrebataron algo que no quería pero ahora quema en lo más profundo de mi ser!—
—Suéltalo, cariño...— Le alentó frotando el dorso de su espalda.
—¿Que debo hacer? Fingir que al ver a otros con sus hijos no se me oprime el corazón, que no siento envidia pero que anhelo desde lo profundo de mi que cuiden a esas criaturas, que los amen y valoren porque no todos tienen ese privilegio?—
—¿Porque no pintas ese lienzo en blanco que tienes?—
—No entiendo... ¿de qué hablas?— Le hablo entre gimoteos.
—Como en la pintura, la vida es un lienzo en blanco, es donde inicias algo nuevo siempre. Cuando terminar con eso, continúas, para mejorar, para avanzar. Tu recuerdos también son lienzos en blanco, tus marcas y todo tu dolor... pueden ser hermosos cuadros—
Ivana sintió una última lágrima resbalándose por su mejilla, esbozó una sonrisa rota, para después abrazar a Adalis con mas fuerzas.
—También he tenido que a obligarme de una manera demoniaca, a ser fuerte. Hay personas que callan, pero callar lo que duele a veces solo multiplica todo... De todas formas, me disculpo si esto te ha traído más dolor del que cargas—
—No sabías— Murmuró, refregando su rostro en como gatito mimoso, en el cuerpo ajeno. —creo que por esto soy algo más apegada a Joonie—
—Sí, digamos que tuve una corazonada— Río volteando su mirada. —puedes contar conmigo cuando necesites a alguien con quien hablar ¿Para que están las amigas?—
—Gracias...—
—Me duele mucho cuando verte llorar— Sus propios ojos escocieron en cristalinas lágrimas. —siempre cuido a las demas chicas, ahora me autoimpongo el deber estar contigo y abrazarte cuando algo valla mal. Lo haré durante todo el tiempo que me sea posible— Prometió, desde lo profundo de su corazón.
Me temo que la sociedad se ha vuelto frívola, ocultando hipocresía, parece que "estar bien" se volvió una obligación, y no estarlo... un delito.
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—Estas cojeando...—
La práctica había concluido con dos jóvenes abatidas en cansancio y con sus cuerpos adoloridos, vociferando jadeos. Al siguiente día de su primera sesión, Isabel había despertado más temprano de lo usual para que la peli negra le enseñase lo que se le había prometido. Aprendido de manera eficaz, no tardaron en tener un combate de nivel inicial, "necesito una prueba " había asegurado. Sus puños no participaron en el encuentro, tampoco sus piernas. Entre nuestras y prácticas de llaves, Ivana motivando sus habilidades con forcejeos y empujones duros, sin llegar a lastimarse. Claro estaba que enseñar era una cosa y luchar de verdad, algo totalmente distinto.
