El manto uniforme de estrellas se veía tan hermoso desde aquel balcón. Sofía se había ido el domingo por la mañana, alegando que su pequeño descanso había acabado, mientras ahí estaba ella, tomando una pequeña lata de cerveza entre sus dedos, la última que había quedado en el refrigerador de hacia tres días.
Esperaba que esta noche, a diferencia de las anteriores, le costase menos conciliar el sueño. A causa de las incesantes demandas de "eso", el caer en los brazos de Morfeo, su momento de quietud y descanso era arrebatado con las imágenes más atroces que podía crear la corteza cerebral.Extendió la lata cuando vio la figura de la femenina mayor acercarse a su encuentro.
—¿Otra pesadilla?— Le preguntó. A estas alturas Ivana había notado su rostro más pálido y bolsas oscuras bajo sus ojos, sin contar el escuchar de sus gritos en las madrugadas. Pero prefería darle su espacio, para afrontar sus terrores.
—Siempre, no hay una noche que no las tenga, pero a estas alturas aprendí a vivir con ellas... ¿Tu las tienes?—
—Si, aunque no son muy frecuentes — Mencionó. —Mi conciencia está sucia y eso me juega una mala pasada de ves en cuando—
—¿Quién tiene la conciencia limpia hoy en día?—
—No lo sé— Masculló bebiendo un sorbo de la bebida agria.
—Nadie Ivana, pero no lo van a admitir. Por eso temen de mi, por eso me buscan, porque he hecho lo que ellos han llegado a pensar alguna vez— Aseguró con un semblante serio.
—Si yo tuviera en frente las personas que busco, este mundo estaría menos contaminado. Pero créeme, esas mierdas se esfuman como el humo—
—¿A quien buscas?—
—A quienes mataron a mi padre, quienes lastimaron a mi madre... Busco a quienes me dañaron, justo como a ti, Isabel—
La mencionada se tensó. En sus parámetros de imaginación, que no eran para nada bajos, jamás se le cruzo que alguien tan buena como ella padeciera de una marca tan dolorosa. Porque si, ser usada era una marca que cargar por toda tu existencia.
Le brindó espacio, tiempo, entendimiento y paciencia para cada una de sus identidades... ahora el rompecabezas encajaba a la perfección.
—Esto no me lo esperaba— Confesó sin salir de su anonadamiento.
—Nada es lo que aparenta, cielo ¿Ves la sonrisa que está en mi boca? esconde los lamentos que no salen. Las personas piensan que fui bendecida con la vida que llevo. Espacio y tiempo para mi, tranquilidad y sustento... no saben que mi cabeza es un desastre, no saben porque realmente soy policía, no saben que daría hasta un órgano... por ver agonizar a los bastardos que me sentenciaron—
—El asesinato está cada vez más presente por razones ridículas y sin sentido. Te criticarán hasta por lo más mínimo, mientras que otros tratan asegurarse de tener buenas intenciones y seguir las doctrinas correctas...¡Jodidos idiotas lo que buscan la aprobación de otros!—
—El mundo es una hipocresía constante, pero debemos seguir la doctrina de la ética y moral...— Gruño con hastió.
—No lo niego, pero aquí hay franqueza... tu quieres sentir el placer de verlos sufrir y yo de romper todo a mi paso y vaciar gota por gota, mililitro por mililitro la asquerosa esencia de su alma—
—¿Disfrutas lastimar a otros, Isabel?—
—Disfruto lastimar a quienes lastimaron a los míos, ¿y por qué no? A mi también— Argumentó luego de beber el último sorbo de la lata que se le fue devuelta y apretar esta entre sus manos. —Ahora hay más cabezas en mi lista, no te preocupes por esos enfermos—
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El Microcosmos De Una Alma Maltratada (Pausada)
AléatoireHaría pagar a todos los malnacidos que arruinaron su vida, que le quitaron lo más preciado que llegó a tener. Hacer sufrir a quienes le causaron tanto dolor a los suyos, tanto como a ella, era su deseo más protervio. Pero antes de eso, debera afront...