Capítulo 23: Fuertes

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Joonie terminó por sentarse en posición de loto sobre el sofá individual mientras Ivana, a una distancia cómoda para la identidad, descansaba en la alfombra de la sala con toda su atención puesta en ella.
Algo que noto al regresar a la casa y desayunar juntas, fue que su acompañante se asustó con el rozar de sus cuerpos al tomar asiento, siendo el motivo para considerar darle más espacio.

El caso de la adolescente era nuevo para ella, su complejidad remarcaba el calcular cada paso que daba frente a las versátiles personalidades, por eso vio conveniente platicar con la pequeña sobre las cosas que le gustaría hacer, comer o tener. Satisfacerla era una meta que se proponía cumplir, pero sus repentinas palabras causaron una gran estupefacción.

—¿Cómo puedo morir?—

La veinteañera abre sus ojos —¿Qué?— y retiene el aire en su pecho.

—No sé como morir... ¿usted puede decirme cómo?—

Le duele escuchar sus palabras, después de conocer lo que había sido parte de su vida. No tenía como reprochárselo, podía comprenderla perfectamente... porque ella también quiso morir alguna vez.

¿Qué hacían esas palabras en la vida tan frágil? Su garganta se estranguló del pesar que sintió y no pudo detener las lágrimas que empezaron a brotar de sus ojos.

—¿Señora... qué le pasa?— Preguntó la niña, ignorante del efecto que causaba en Ivana.

—Nada, se me metió una mugre en los ojos—

La excusa más estúpida de todas...

—¿Por qué quieres morir?¿Sabes lo que es eso?—

—Cuando mi mascota Pelusa murió, mi mamá me dijo que si alguien muere no puede sentir ni ver nada porque ya no esta—

"Morir es dejar de sentir..." Recitó en su cabeza.

—¿Por qué no quieres sentir?—

—Estoy cansada... me duele— Musitó apagadamente.

La peli negra sintió como una estaca se clavada en su pecho... y dolió como los mil demonios.

—No te rindas chiquita, no te rindas— Suplicó cuando vio sus ojos comenzar a humedecerse. —lo estás haciendo bien, vas a sentir este dolor, pero no lo evadas, debes aprender a convivir con él—

¿Cómo le pides a una niña que soporte un lo que no debería situarse en su persona?

Sabia en carne propia el luchar con ese sentimiento asfixiante, y ahora tenia en frente, una pequeña que pedía una clara anestesia.

—Eres fuerte Joonie, mírame— Pidió alzándole el mentón con sus dedos en suma delicadeza. —eres una niña hermosa y valiente, tu puedes con esto—

—¿El dolor no se va a ir?— Gimoteó.

"Algo así jamás se irá, Joonie... " Lamentó a sus adentros sin atreverse a responder.

—Quédate conmigo pequeña— Rogó entre lagrimas, arropándole el rostro entre sus palmas, arrodillada a sus pies. —prometo cuidarte con mucho amor—

Para Joonie, las palabras se sintieron bonitas como las caricias que le daba la voz de su madre. —¿En serio? ¿Con amor?—

Río con amargura. —Voy a protegerte con todo el amor que siento por ti—

Y no metía, en poco tiempo, la identidad se había aferrado en lo más profundo de su corazón, tanto, que sus palabras no se pudieron medir. Tanto que si ella dejaba de existir... seria otra despedida trágica que enumerar.

El Microcosmos De Una Alma Maltratada (Pausada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora