•3/3•
—¿Me quieres explicar que demonios ocurrió allá?— Inquirió mientras lavaba en el fregadero de la cocina las vajillas que habían utilizado hace unos momentos.
Luego de que Isabel se cambiase, se montaron en la moto y salieron del pueblo. La velocidad resolviéndole el cabello y las cosas a su alrededor quedándose detrás en tan solo segundos.
—No se que estas hablando— Aseguró.
—¿Cómo que no sabes?—
Carajo, estoy jodida, Pensó Isabel.
—Escucha, esto es complicado... Necesito un tiempo—
La mayor bufo, pero comprendió que quizás el corto desmayo que tuvo cuando llegaron había sido el regreso de la identidad central. Al no ser ella quien tuviera el control, quizás no sabría que paso. Entre un "Hablaremos luego" y una despedida, ambas se retiraron a sus habitaciones.
Para la peli castaña no era fácil contar lo que ocurría, pero lo que no sabia... Es que una de ellas ya había abierto la caja de pandora.
Los dientes le temblaron, los latidos aumentaron. El miedo y la desesperación intimidaron su cuerpo por completo. El bulto que se formaba allí dentro seguía creciendo; estaba en su garganta, podía sentirlo, podía percibir la forma en que palpitaba y le arrancaba la respiración.
Las lágrimas silenciosas cayeron, reposándose en las terminaciones de sus párpados, dejando paso al costado de sus cienes.Debía calmarse pero su mente se negaba a hacerlo. La niña no podía hacerlo.
Las palabras y sus carcajadas hacían eco en lo más profundo de su mente.
El miedo la sacudió con más fuerza, causando el despertar de sus temores, el despertar de sus demonios... El despertar de ella.Entonces el nudo se rompió, liberándola, despertando.
Comenzando a llorar, sacudiéndose entre las sábanas. Abrió los ojos, notando que donde se encontraba era un lugar desconocido... Y eso más la atemorizo.Podía sentir el rápido y desesperado latir de su pecho. Sus piernas hicieron un duro esfuerzo por moverse y se levantó impulsada sobre sus rodillas, con los quejidos saliendo de su boca, suplicando con la voz quebrada entremezclándose con los intentos de inhalación que se le escapaban cada segundo. Adelantando unos cuantos pasos hacia adelante, aunque las lágrimas le empañaban los ojos y el bulto en su pecho crecía sin detenerse.
La desesperación la atrapo, el terror la segó y sin más, abrió la puerta de la habitación. A pasos rápidos y ligeros miro todo a su alrededor pasando por una especie de pasadizo que daba a una gran sala.
Pedía que todo lo que había ocurrido fuera un sueño, y pensando aquello... Clamo su nombre.
—¡LUNAAAAAAA! ¡LUNA SOY YO, JOONIE!—
ESTÁS LEYENDO
El Microcosmos De Una Alma Maltratada (Pausada)
RandomHaría pagar a todos los malnacidos que arruinaron su vida, que le quitaron lo más preciado que llegó a tener. Hacer sufrir a quienes le causaron tanto dolor a los suyos, tanto como a ella, era su deseo más protervio. Pero antes de eso, debera afront...