Capítulo 19: Eternamente jóvenes

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—Hace mucho que no pinto al aire libre y me aburre estar sola aquí. Antes estaba acostumbrada…pero contigo es mejor-—

Una cálida sonrisa se instaló en el rostro de la peli negra, mientras colocaba dos lienzos sus debidos caballetes.

Isabel, recargada en el marco de la puerta trasera que daba con la cocina de la cabaña, se acercó, tomó recelosa una de las cajitas que descansaba sobre el banco-también traído por la peli negra- y la abrió. Una docena de acuarelas en tonos primarios y terciarios básicos junto a una esponjita manchada y un pincel de agua grabado en dorado su enumeración en la iniciación del mango se disponían para su uso.

—Pero yo no se pintar—

—No digas eso— Regañó. —todos sabemos pintar. La técnica se debe aprender, pero todos tenemos nuestra manera. El arte es algo que esta dentro de nosotros— Pausó unos segundos suspirando con su mirada fija en el sol que se filtraba a través del intrincado patrón de las ramas del árbol más cercano. —Con la pintura se desarrollan múltiples y variadas capacidades, como son la paciencia y la concentración, la perseverancia o la expresión y diversión—

—Bueno... yo carezco de eso— Alegó la joven de reflejos azulados con su característica sonrisa torcida.

—Vamos— Ánimo. —será divertido—

—Bien~ —

—Lo importante es que controles la cantidad de agua del pincel, entre más agua menos color y más se dispersa—

Con la paciencia de un profesor, se dedicó a enseñarle de la manera más sencilla el cómo manejar las acuarelas. Entre mancha y pincelada, diversas formas iban dando como resultado una imagen; la de Isabel más abstracta, desequilibrada y apagada, de la peli negra más concreta, fresca y colorida. Las carcajadas, al igual que las acuarelas, se dispersaban dando un aura relajante entre ambas.

—¿Desde cuando pintas?— Interrogó Isabel al ver tan  exquisita creación.

—Desde niña. Pintaba cualquier cosa que me pareciera linda, pintaba cuando estaba triste, feliz, estresada... pintar siempre me ayudó a expresarme cuando mi voz no salía—

—Tienes una  bonita forma de expresarte— Admiró viendo la diferencia abismal entre ambas pinturas.

—Me tomo años perfeccionar la técnica— Mencionó mientras disfrutaba la combinación de los colores, trazando pinceladas suaves y refinadas, siendo el movimiento de sus articulaciones, dignas de admirar.

"Cada persona tiene su manera de expresarse, tu encontraste la tuya, bebé" Resonó en su cabeza.

—Isabel—

—¿Mm..?—

—¿Cómo es tu forma de expresarte?—

—No la he encontrado aún— Acotó luego de analizarlo por muy cortos instantes.

Sumidas en su conversación, sus sentidos no estuvieron al tanto de la presencia que llamaba en la entrada.

—Policía de Sionprive— Bramó una voz masculina escuchándose distante.

—...—

—...—

Las femeninas se miraron pasmadas.

—¡Policía de Sionprive, quiero hacerle una preguntas!—

—¡Me cago en la puta, Ivana! ¡Vives en medio del jodido bosque, como cara- —

—Shhhhh ¡No grites!— Pidió susurrante, agitando las manos. Había entrado en plena crisis nerviosa y seguían llamando a la puerta. —Iré a ver—

El Microcosmos De Una Alma Maltratada (Pausada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora