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Fueron riéndose como dos desquiciados durante todo el camino mientras un desconcertado Hyunjin manejaba sin tener idea de que era el tema central de la conversación.

Sus amigos estaban completamente locos de remate y eso hacía que los amen cada día más.

Todos tenían una amistad tan pura y verdadera que podían bromear como idiotas o charlar temas realmente importantes con la misma sinceridad y confianza.

No podían quejarse, tenían amigos de oro que siempre los habían apoyado y soportado en los peores momentos.

Realmente se sentían rebosantes de felicidad y ahora que por fín iban a poder vivir juntos aún mucho más.

Al llegar al departamento se despidieron de Hyunjin dándole las gracias otra vez por el favor y quedando en salir a festejar en los próximos días.

Una vez solos los besos y caricias no tardaron en aparecer. Eran dos chicos completamente enamorados, sanos, jóvenes y con muchísima energía para demostrarse todo el amor que sentían el uno por el otro.

Besos, chupetones, caricias, nalgadas, mordidas... no les faltó nada. Estaban hambrientos y no justamente de comida.

El primer round había sido desprolijo y rápido como siempre, con ropa volando por todo el departamento, estrenando el sillon que Jimin tenía en su pequeño departamento. 

El segundo un poco más cómodos ya en la cama, pero todavía desaforado y ruidoso, con gemidos rotos y muchas pero muchas palabras sucias.

El segundo un poco más cómodos ya en la cama, pero todavía desaforado y ruidoso, con gemidos rotos y muchas pero muchas palabras sucias

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El tercer round siempre era el mejor de todos... las ganas iniciales de devorarse enteros se desvanecían, la urgencia básica de animales que los poseía en un principio desaparecía dejando solamente el amor puro y real que sentían mutuamente, convirtiendo el crudo acto carnal en un momento dulce y romántico, lleno de sentimientos y confesiones que salían de sus bocas sin siquiera pensarlo.

—Minnie... te amo tanto que siento que me va a explotar el pecho— el castaño yacía completamente sobre el cuerpo del rubio abarcando toda su extensión. Sus brazos estaban apoyados a los lados de la cara del rubio entrelazando sus manos con las de su novio dejándolos así frente a frente, mirándose fijamente a los ojos. Ellos ya no tenían secretos ni sentimientos sin expresar, eran completamente sinceros y transparentes, se amaban de una manera irreal para cualquier otra persona. Podían estar viéndose de esa forma por horas y a ninguno de los dos le daría vergüenza ni temor.

Jungkook había superado todos los miedos que alguna vez sintió, había enfrentado sus peores pesadillas gracias a todo el crecimiento personal que tuvo al lado de Minnie, él lo inspiró a salir al mundo con más confianza, a valerse por si mismo, a luchar y arriesgar todo por lo que amaba, ahora era un hombre fuerte y seguro, que era capaz de luchar contra quien fuera para mantener su felicidad intacta.

Estaban unidos física y mentalmente, estaban haciendo el amor pero de una manera completamente pura. Compartiendo cada sensación y exponiendo su ser libremente a la vista del otro.

La energía inicial había bajado pero no así la intensidad ni el placer. Las embestidas del castaño eran profundas pero lentas, variando el ritmo de modo que pudieran alargar el momento el mayor tiempo posible, para disfrutar cada segundo, cada centímetro de piel que se rozaba entre ellos.

—te amo Kook... sos... lo mejor que me pasó en la vida... quiero compartir mi felicidad con vos siempre— algunas lágrimas recorrieron las mejillas del rubio, eran lágrimas de alegría por haber encontrado por fín a esa persona que tanto había anhelado durante años. Esa que compartiría con él cada logro, cada meta cumplida, cada pérdida o dolor, la persona que lo conocía y amaba por lo que era, la que lo alentaba a soñar cada vez más grande... había encontrado el amor de su vida de la manera más tonta que pudiera imaginarse.

Los besos del castaño se esparcían por todo el cuerpo del rubio para terminar siempre en sus labios, habían sido su debilidad desde el día uno y nunca se cansaría de ellos. Su cuello era el refugio más hermoso que podía existir, el aroma delicioso que sentía cada vez que se acercaba a dejarle tiernas mordidas era una adicción de la que jamás quería recuperarse.

Jimin acariciaba la musculosa espalda de su novio suavemente subiendo y bajando por toda la transpirada zona sin parar, disfrutando cada sensación, cada espasmo que el cuerpo de Jungkook hacía durante el sexo. Escuchando atentamente los sonidos sensuales que salían de la boca ajena, los gemidos y jadeos que su chico hacía eran terriblemente sexys, y lo llevaban a un estado de excitación increible.

Hacer el amor despacio era un transe casi místico para ambos donde experimentaban y descubrían nuevos detalles que los enamoraban cada vez más si es que eso era incluso posible.

Jimin por ejemplo sabía que segundos antes de alcanzar el orgasmo su novio tiritaba y apretaba sus dientes, después dejaba salir un suspiro aliviado y seguido a eso una hermosa sonrisa se dibujaba en su rostro. 

Jungkook había aprendido que el rubio tendía a morderse los labios cuando el placer lo sobrepasaba, que cuando estaba a punto de acabar cerraba los ojos e inclinaba su cabeza levemente hacia atrás mientras encorvaba la espalda de la manera más sensual que había visto en toda su vida. 

Cada detalle que conocían hacía que se sientan más conectados, que sepan dónde y cómo tocar para que el otro alcanzara el máximo goce posible

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Cada detalle que conocían hacía que se sientan más conectados, que sepan dónde y cómo tocar para que el otro alcanzara el máximo goce posible. Amaban ver como sus cabellos se despeinaban y sus cuerpos se agitaban descontrolados así como tambien podían amarse dulcemente y casi en silencio, ya no había roles en la pareja, tenían el equilibrio justo para que ambos disfrutaran y se dejaran controlar cuando era necesario.

No existían etiquetas, ni macho alfa como solía bromear Tete... ellos eran simplemente dos seres que se amaban y deseaban con locura, que se protegerían ante todo y que se confiaban sin dudar tanto sus cuerpos como sus corazones.

Esa noche lo hicieron una y otra vez hasta que sus extremidades dijeron basta, cayendo completamente devastados, transpirados, con dolor en cada parte de sus cuerpos. No había nada en el mundo que les diera más alegría que estar nuevamente juntos, enredados entre las sábanas húmedas de la cama... sintiendo cada latido acelerado de sus corazones, besándose y acariciándose sin cesar hasta quedar profundamente dormidos en los brazos del otro.

Habían dado comienzo a una nueva etapa de sus vidas, llena de desafios y nuevos proyectos, tanto personales como en pareja. Contaban con lo más importante, amor, respeto y confianza mutua y muchísimas ganas de crecer juntos, de conquistar cada uno de sus sueños. 


RolePlay ☆Jikookmin AU☆ COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora