BAJO LA LUZ DE LAS SOMBRAS

ÉRASE UNA VEZ

Según cuenta la leyenda en una pequeña ciudad alejada en Pensilvania una pareja compró una de las casas más costosas de aquel pequeño pueblo, la pareja estaba conformada por una joven hermosa, alta, de cabellos rubios como el oro y suaves como algodón, hermosos labios de un invitante color rojo y una figura envidiada por todas las jóvenes mujeres del pueblo, y un hombre de piel blanca, elegante figura, unas extrañas mejillas rojas y un tanto más bajo que la hermosa dama que fungía como su esposa.

La pareja se hizo amada y respetada por el pueblo nombrando aquel hombrecillo de nombre Lucil Magne como alcalde del pueblo quien dio más beneficios que desfalcos a la ciudad, a los pocos años la pareja engendró a una hermosa niña, su piel era blanca , había heredado esas hermosas mejillas rosas de su padre, las pestañas y labios de su madre, hermosa cual muñeca de porcelana, con cabellos rubios como oro al igual que su hermosa progenitora, la pareja amaba mucho a su pequeña muñequita, era su adoración, la humildad y dulzura de la misma contagiaba al pueblo y les llenaba de una inalcanzable armonía y alegría haciendo que la amaran indudablemente, la misma niña creció volviéndose una hermosa joven a quien los pretendientes le llovían pero ninguno que fuere aceptado por aquella bella dama, pero como sabemos no todo en la vida tiende a ser perfecto, la joven dama enfermó gravemente, su enfermedad no tenía cura para ese entonces en el años de 1921, la joven habría caído en cama, sin una esperanza de sobrevivir, a los pocos días fue velada por sus padres, los mismos no tenían el corazón para enterrarla y perder aquella belleza que habría iluminado alegremente la mayoría de sus días, por lo que desesperados se propusieron una meta aun si eso les costaba su alma y el boleto al paraíso, todo lo que tenían que hacer era dibujar el emblema de la familia sobre la frente de la joven dibujar un pentagrama sobre el piso de aquella cama en la que esta se encontraba y dejando caer una gota de sangre de cada uno sobre el centro de dicho dibujo, así fue como lo hicieron, una luz roja brilló sobre el pentagrama, el emblema se borró de la frente del cadáver de la hermosa joven, el color en su piel se diluyo, siendo irrealmente blanca, sus labios se tornaron negros al igual que sus uñas, unos finos caninos reemplazaron los suyos, los hermosos ojos de aquella dama se abrieron, habrían perdido el hermoso color azul que poseían siendo reemplazado por un predominante color rojo siendo imperceptible a la vista sus pupilas, sus escleróticas se volvieron amarillas, siendo lo único que quedo intacto sus hermosas mejillas rosas y sus cabellos similares a los rizos de los ángeles, su hija aparentemente habría vuelto, pero los cambios pronto se notarían, la joven no salía de la habitación por las mañanas, sus persianas permanecían cerradas hasta llegada la tarde-noche, su alegría se había drenado de una manera inexplicable pero pronto la mansión sería tachada de maldita gracias a la inexplicada muerte de algunos animales del ganado de los campesinos, los mismos parecía que morían por anemia pero los campesinos indicaban que no era normal ya que se aseguraban de que sus animales estuvieren con buena alimentación, que parecía que lo único que le habrían extraído era la sangre.

Grande fue la sorpresa cuando los campesinos observaron aquel fantasma de la hermosa joven "criatura del demonio", "condenados al fuego eterno" decían los campesinos que en algún momento les habían acogido en aquel extraño y alejado pueblo, los mismos se sentían terribles ante las calamidades que sobrevendrían aquel pueblo, gracias a su miserable egoísmo, pero grande el amor de sus padres ante su única hija, cercaron la casa a la redonda con portones decorados con el emblema de la familia todo para evitar que aquellos a quienes habían maldecido lograren entrar a tomar la vida que habían hecho volver desde los muertos, Stolas el fiel sirviente de la familia fue la primera y única víctima humana registrada de la joven princesa de nombre Charlotte Magne, según dicen han pasado cien años en el lugar pero en ese pueblo aparentemente el tiempo se detuvo, las familias crecían y muchos podían marcharse pero quienes ahí se asentaron parecen encerrados en un bucle de tiempo, mientras ahí la residente princesa visitaba siempre el hermoso jardín de rosas que su madre creo en el parque para que su hija siempre fuera recordada.