MAMÁ ROUSSEAU

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El joven Rousseau se encontraba en su cama, observando el techo, por alguna razón observó hacia las sabanas, mientras de ellas salía asomando su rostro la joven rubia, aquella mirada incitadora le decía lo que realmente el mismo deseaba, pero antes de que tomara cualquier acción, Alastor se cayó del sillón y despertó de golpe, para él ese tipo de sueños donde la protagonista era la rubia habían sido más recurrentes desde el momento en el que la habría besado, se sentía confundido y realmente sentía como si tuviere un nudo en el estómago, decidía no darle mucha mente, por lo que se puso pronto en pie y se vistió, ese día viajaría New Orleans para visitar a su madre, primero debía ir a trabajar cosa que realizo sin mayor inconveniente.

Mientras tanto Charlotte se alistaba para el susodicho viaje, había decidido poner una blusa color turquesa, la misma dejaba al descubierto los brazos, la misma era de botones los cuales eran negros, acompañada de un short de mezclilla color azul y una tenis blancas, tenía recogido el cabello en una larga trenza, pasó la mayor parte del día acomodando algunas cosas, topándose con el diario de su padre, el cual no reconoció por lo que lo dejó con los demás libros, en horas de la tarde, cerca de la hora en la que Alastor volvía sonó el toquido de la puerta, la joven sin esperar respuesta abrió la puerta topándose con él joven repugnante que había conocido mientras Rossie le mostraba la ciudad.

-Pero miren que sorpresa, asi que vives con el imbécil de Alastor-

Charlotte le miró desafiante mientras este sonreía.

-Solo estoy de visita en el lugar-

Respondió cortante mientras aquel tipo la observaba con una mirada hambrienta y voraz.

-Preciosa, no te enojes, no me conoces y ya me evitas, Alastor no da lo que yo puedo darte querida, puedes preguntarle a su prometida, yo cumplo muy bien con cualquier fantasía. -

Charlotte no soportó que dijere ni una palabra más, por lo que su creciente ira la orilló a darle una bofetada, el joven la miró con rabia, prontamente luego de una batalla, se vio contra el sillón, mientras él tomándole de las muñecas le elevaba ambos brazos, esto con solo una de sus manos, la joven no comprendía ¿A dónde había ido sus fuerzas?, pronto la blusa cedió ante la fuerza con la que el joven la jalo, lanzando unos cuantos botones al aire dejando al descubierto el fino torso de la joven, el mismo quedó embelesado por el níveo color de la piel de la joven, también por el hipnótico balanceo de sus senos cada vez que forcejeaba con ese cerdo, despendio el broche delantero del sostén y sus hermosos y redondos senos blancos rebotaron en libertad, se inclinó sobre la joven para besar sus senos, allí la joven descubrió el producto de su debilidad con un ardor profundo en el medio de sus senos en el momento que el tipo intento besarla, aquel artefacto quemaba su piel, haciéndola dar un grito agudo de dolor, un crucifijo de plata se asentaba sobre la piel en aquella zona, quemando su piel, Alastor recién llegaba, completamente asustado al oír el grito agudo de Charlotte el cual le crispó los nervios, más al notar la puerta abierta, con toda prisa entró a su casa, notando la escena, quitando al tipo tomándolo de la camisa y tirándolo contra el suelo.

-Suéltala maldito cerdo-

Charlotte se incorporó cubriendo sus senos nuevamente, Alastor lo hizo ponerse de pie, Seviathan lo vio con enfado.

-Esa maldita cosa detrás de ti es todo menos una mujer, ninguna mujer chillaría así porque le acerques un crucifijo, era de esperar que un raro como tú le agraden seres inmundos como ella-

Alastor se enfadó nuevamente sacándolo de su casa a empujones.

-Aquí el único ser inmundo eres tu Seviathan. -

El mismo sonrió con victoria mientras se mofaba con su mirada altiva.

-Eso no es lo que me dice su prometida, anda ¿Por qué no le preguntas con quien paso sus noches sola mientras tú buscabas tu estúpida historia que debías encubrir? -

BAJO LA LUZ DE LAS SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora