LA HERMOSA VISITANTE

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La joven ingresó tranquilamente al cuarto de baño, dejándose relajar en la bañera, mientras el joven de apellido Rousseau se encontraba en medio de una batalla interna consigo mismo para no entrar y ver el esplendor del magnífico cuerpo desnudo de la joven Magne, para su salvación el toquido sobre su puerta lo hizo volver en sí, abrió con prontitud aquella puerta observando de frente a la Rossie quien esperaba no fuere que Alastor indagase en el travestismo.

- ¿Dónde está la joven o es que acaso era para ti esta ropa? -

Dijo de manera burlona, por supuesto a él no le causó nada de gracia, antes de que él pudiere responde Charlotte salió del baño envuelta en una bata, la mirada de asombro de Rossie fue disimulada por su sonrisa, pero estaba realmente impresionada por la belleza de la joven.

-buenos días, señorita todo un placer, me llamo Rossie Vincent, estoy aquí porque el joven me indico que necesitaba prendas nuevas, la anteriores me indicó que se echaron a perder-

La joven no sabía qué clase de mentira habría dicho Alastor para no inmiscuirla a ella en un escándalo, ambas se encerraron en la única habitación de aquel apartamento.

-querida, siento que he dado en clavo con las ropas que te he escogida, además que quiero jugar con fuego, ¿Cuál es tu nombre hermosa dama? –

La joven se ruborizó levemente al oír la manera cariñosa en la que le trataba aquella hermosa mujer de nombre Rossie.

-Un honor para mí conocerla joven Rossie, mi nombre es Charlotte Magne, pero puede llamarme Charlie si lo prefiere-

Para Rossie fue un regocijo al escuchar el nombre de la joven, un chisme recién horneado era para ella, la rival de la tal Claire.

-Oh la dama de "belleza espectral", pues Alastor no le dio un juicio justo con tu descripción, eres mucho más hermosa de lo que se rumoraba, puedes probarte los que quieras, es más te los dejaré todos con una sola condición, sal a lucirlos y dame publicidad gratuita, todas las que te vean por allí con mi ropa querrán verse tan hermosas como tú. -

La joven se ruborizó mientras Rossie salía de la habitación, mientras ella se probaba un sin fin de atuendos.

-No le hiciste juicio justo, es encantadoramente bella, comprendo porque no quieres que la vean andar con una bata de baño sobre su cuerpo, podrían creer que el joven Rousseau se ha interesado en yacer en la cama junto a la princesa espectral-

Dijo la dama sentándose al lado de Alastor, el mismo solo sonrió con fastidio mientras la puerta de aquella habitación se habría.

-Sí, sé que es hermosa, pero te recuerdo que nada de eso que dices va a pasar, estoy comprometido y estoy próximo a contraer nupcias. -

La joven en ese momento se encontraba frente a ellos, la mirada de Alastor se centró en lo hermosos que lucían los tonos pasteles en el níveo tono de piel de la princesa, mientras Rossie aplaudía más que todo felicitándose por su gran elección de una camisa de tela delgada sin mangas color rosa pastel y una falda color verde menta, además de zapatos con tacón delgado y bastante pequeño en color blanco, su cabello está recogido por un pequeño broche pero aun asi la mayoría se encontraba cayendo libremente por su espalda.

-Querida lo he dicho todos querrán estar tan hermosas como tú hoy lo estas, ¿ahora que dicen si vamos juntos a tomar el té? -

A Charlotte le agradaba la idea solo que tenía un leve problema y la mayoría de sus miembros se encontraban al descubierto.

-Me temo que no puedo salir, afuera hace mucho sol y podría quemarme-

Mintió, la dama tomó una hermosa sombrilla de tela color rosa pastel a juego con la blusa de la joven.

-Ten la sombrilla, tendrás menos probabilidad de dañarte si no te expones al sol-

La rubia parecía convencida, abrió la sombrilla y salió al exterior, todos la miraban, casi parecía que la ciudad completa se había estremecido al verla, la mayoría embobados por la belleza de la joven vampiresa.

-Bien, ¿le parece si continuamos madame? -

Dijo Alastor ofreciendo su brazo a la joven dama, Alastor por su parte no lograba comprender ¿por qué actuó de esa manera?, odiaba la mirada de todos sobre la hermosa Magne.

-Claro monsieur, será un placer acompañarlos-

Rossie por su parte camino al lado de ellos de manera orgullo y pulcra.

-Ahora me siento como mal tercio, de haber sabido que Alastor se te iba a acercar de aquella manera hubiere salido solo contigo-

Pronto llegaron a un café tipo francés, ingresaron y se sentaron en una de las mesas que estuviere lo más lejos posible de la luz del sol, todos los presentes se quedaron mirando a tan hermosa dama, la misma no sabía ni que decir siquiera, el tipo que estaba sirviendo los cafés en la barra había derramado gran cantidad sobre el suelo y el tarado que les estaba atendiendo se encontraba observando descaradamente a la joven con cara de idiota.

-Ejem, jovencito por favor ¿podría dejar de mirar a la joven y tomar nuestros pedidos? por favor. -

El joven retomo su actividad, pero todos tenían la mirada puesta en la hermosa dama que se encontraba en la mesa de la esquina.

-Vaya hasta parece que nunca habían visto a una mujer tan hermosa-

Dijo Rossie cruzando las piernas con elegancia, mientras Alastor fruncía el ceño sin notarlo, algo que causo gracia en Rossie.

-Vaya joven Rousseau no tenía idea que fuera tan posesivo, la belleza de las flores en primavera merece ser exhibida-

Dijo mientras lo hacía notar la belleza de la joven, nuevamente su mirada reparaba en cada una de las formas del hermoso y esbelto cuerpo de la joven rubia, sintió el hormigueo en sus palmas al darse cuenta que deseaba recorrer aquellas formas del cuerpo femenino, pronto se puso de pie y marchó, Rossie por su parte se ofreció a enseñarle cada lugar de New York, la dama había caído en gracia ante los ojos de Rossie, era fina y de buen gusto, para su desgracia no todo era miel sobre hojuelas, el joven de cabellos negros y ojos color verde se encontraba a escasos centímetros de ella y para desgracia como el efecto de todos los demás la mirada del joven prontamente fue atraída por la rubia de labios negros, lo que le hizo recordar la mediocre narración del imbécil de Alastor.

-Buenas noches Rossie, no sabía que tenías amigas, ¿me la vas a presentar? -

La mirada fue rápida sobre su cuerpo, pero sintió el instinto enorme de estamparle la marca de su fina palma sobre la mejilla de ese pomposo y engreído idiota.

-Sí, Charlotte este andrajo se llama Sebastián, andrajo esta hermosa y fina dama se llama Charlotte-

Algo que molestó aún más a Seviathan que solo ser llamado andrajo fue que no le dijera su nombre.

-Seviathan querida, ese es mi nombre solo que para una analfabeta como Rossie es algo difícil pronunciar mi nombre, eres nueva en la ciudad ¿cierto? Porque de haberte conocido antes, ya habría probado esos jugosos labios negros-

La joven se incomodó ante el comentario de aquel tipo que le acechaba cual lobo hambriento, no se dejó amedrentar.

-Un placer jovencito, pero me temo que de conocerlo antes ni siquiera lo hubiere contemplado, ahora debo irme, con su permiso, ambas damas con toda educación realizaron una leve reverencia para seguir su camino, por su parte Seviathan le miraba el trasero a la joven, para luego decir a sus acompañantes.

-Ese trasero va a suplicar por más van a ver, será mía o de nadie-

Dijo mientras hacía movimientos obscenos, en la casa Alastor se encontraba atendiendo a su prometida.

-Querido recuerda, mañana necesito que tu revises la orquesta, la próxima semana con el catering service, necesito que practiquemos el baile y que practiques tus votos, quiero que todo este perfecto para cuando nos casemos-

El mismo solo le miro de manera sería y con fastidio dijo.

-La próxima semana visitaré a mamá ¿vendrás conmigo? -

La joven no parecía para nada convencida sobre ir a ver a su "suegra", la última vez no fue nada bonito.

BAJO LA LUZ DE LAS SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora