Nunca te había gustado ese lugar, pero después de pasar los diecisiete años de tu vida en las catacumbas de Mitras te habías hecho a la idea de que nunca llegarías a vivir en la superficie. El sueño infantil de tu infancia de poder vivir en aquel lugar donde la luz por las mañanas provenía de los rayos del sol, y por la noche de la luna y las estrella, cada vez parecía un sueño más lejano. Quizás a pesar de lo horrible que era, aquel sitio tenía algo bueno.
Los titanes parecían criaturas muy lejanas de las que su existencia apenas tenía interés por norma general. La gente en su día a día estaba suficiente preocupada por la actividad criminal, las peleas callejeras, los robos, los asesinatos... Que aquellas criaturas gigantescas que habitaban la superficie apenas parecían reales.
- ¡Dyana, sírvenos otra ronda!
- Ahora voy- respondiste sin apenas mirar.
Con cuidado, dejaste el plato de cerámica que acababas de limpiar en el fregadero y te diste media vuelta para tomar una de las bandejas, colocar cuatro vasos y llenarlos de alcohol. Sin apenas esfuerzo, tomaste la bandeja en una sola mano y te dirigiste al lugar donde se encontraban los hombres de aquella mesa. Enseguida sentiste las miradas atentas de aquellos individuos posadas sobre ti con atención y les serviste las bebidas.
> Aquí tenéis.
Al colocar el vaso frente al último tipo, este alzó la voz.
- ¿Cuántos años dijiste que tenías otra vez, Dyana?
Con calma, tomaste la bandeja entre tus brazos apoyándola sobre tu torso y te dirigiste al hombre frente a ti con una de tus entrenadas sonrisas.
- Ya se lo he dicho antes, señor Walter. No creo que mi edad sea relevante para un hombre tan apuesto y felizmente casado como usted. Estoy segura de que su afortunada esposa debe opinar lo mismo.
Sin apenas echar un vistazo a su reacción de diste media vuelta, y al instante escuchaste las voces de el resto de hombres de la mesa por detrás de tu espalda. Que se reían y burlaban de su amigo como era costumbre, mientras este trataba de evadir sus mofas diciendo que cerraran el pico.
Quizás en tu inicios, cuando apenas eras una niña, aquella clase de preguntas te habrían incomodado, pero cinco años trabajando en una de las tabernas más conflictivas en los suburbios de la ciudad subterránea, te habían dado la suficiente experiencia como para saber exactamente como tratar con las distintas clases de clientes y sus intenciones.
Habías tenido que soportar manos escurridizas, toques poco reservados, comentarios desagradables, hombres esperando a que tu turno terminara e incluso conflictos en medio del bar que ponían en riesgo tu propia seguridad. Pero, siempre habías conseguido rehuir y aprender algo de todas aquellas malas situaciones. Por esa razón confiabas tanto en ti misma en la actualidad.
Nadie más que tú había conseguido salvarte el trasero de toda clase de apuros. Dentro de lo peligroso y duro que podía resultar la vida para una joven de tu edad en esa ciudad, habías podido apañártelas lo suficientemente bien como para seguir con vida, no tener que vender tu cuerpo como gran parte de las mujeres en ese lugar y no tener que recurrir a robar o hacer daño a los demás para salir del paso.
Quizás trabajar en aquella taberna no era precisamente un sueño echo realidad, pero por lo menos te pagaban lo necesario como para sobrevivir y no quedarte en la calle. Una suerte que muchos ni siquiera podían contemplar.
Llegaste detrás de la barra y limpiaste los diversos vasos que habían dejado sobre la superficie de madera, al instante, una mano se posó sobre tu hombro y miraste en su dirección.
- Dyana, ¿has rellenado el barril de cerveza?
Reconociendo la voz de tu compañera, asentiste con un pequeño movimiento de cabeza. Ella se colocó a tu lado y tomó el vaso recién limpiado de tus manos para secarlo con el trapo.
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𝑃𝑒𝑞𝑢𝑒𝑛̃𝑜 𝐷𝑒𝑙𝑖𝑛𝑐𝑢𝑒𝑛𝑡𝑒 (𝑳𝒆𝒗𝒊 𝒙 𝑹𝒆𝒂𝒅𝒆𝒓)
FanfictionEn la ciudad subterránea la gente sobrevive a base de tres cosas. La delincuencia, el placer y el engaño. Por suerte tu nunca tuviste que utilizar las dos primeras. Siendo una joven camarera en medio de una de las tabernas más conflictivas de la ciu...