Capítulo VI

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El olor suave y forastero de las sábanas que le cubrían llegó hasta él. Lentamente se removió sobre el colchón. Notó la capa de sudor frío que cubría su piel, y el calor sofocante que le envolvía. Apretó los parpados y a pesar de que estos pesaran, hizo un esfuerzo para abrir los ojos.

Se encontró con una diminuta habitación, iluminada por un par de velas. Las vigas cubrían el techo sobre él y las paredes a su alrededor tenían un cálido tono ocre. Enseguida supo que aquella no era su habitación, y deslizó la cabeza a un lado.

A su lado, sobre la cama, una cabellera se deslizaba suavemente por encima de las sábanas. Al fijarse mejor se percató de que se trataba de ti. Tus brazos estaban apoyados y reposabas la cabeza encima, sentada sobre el suelo. Las profundas respiraciones que emitías, le indicaron que estabas dormida.

Enseguida dedujo lo que había sucedido para terminar ahí. Había perdido la consciencia y le habías traído contigo a ese lugar, probablemente tu hogar. Poco a poco trató de apoyarse sobre sus manos, con la intención de irse de allí antes de que despertaras, pero el sutil movimiento del colchón fue suficiente para que levantaras el rostro confusa y él se quedó congelado sobre su lugar.

- ¿Ya has despertado...?- Pronunciaste algo adormecida rascándote el ojo.- ¿Cómo te encuentras? ¿Te ha bajado la fiebre?

Al ver que no respondía, tu mano se movió en su dirección, para llegar hasta su frente. Pero, él no dejó que pudieras llevar a cabo esa acción. Al instante se apartó hacia atrás para que el contacto nunca se produjera. Te quedaste unos segundos con la mano en el aire, y finalmente la retiraste hacia atrás. Él alzó la voz.

- ¿Cuánto llevo durmiendo en este lugar?- Pero nada más moverse, se percató de que las prendas que llevaba no eran suyas y viste como su tensión solo aumentaba.- ¿Dónde está mi ropa?

- Apenas hace unas horas que duermes. Te he quitado esos ropajes porque estaban empapados de agua y barro, y no dejabas de temblar... - Levi, te analizó detenidamente y al instante trató de levantarse para intentar salir de ahí otra vez, pero tú detuviste su acción colocando las manos sobre sus hombros y empujándolo hacia atrás, obligándole a permanecer tumbado.- Tranquilízate, no deberías moverte de ese modo aún. Debes reposar. Mañana por la mañana iré a por algo de medicina, y enseguida te pondrás bien.

Tras aquellas palabras, se quedó contemplándote con aquella marcada mezcla entre desagrado e incomodidad. Conociéndole un poco, sabías que estaría pensando que no requería de tu ayuda, pero probablemente era consciente de su cuerpo aún no respondía bien del todo y estaba demasiado débil como para llevarte la contraria, porque finalmente se quedó ahí tumbado y giró el rostro en dirección opuesta a ti. Apartaste las manos de sus hombros y le miraste con preocupación.

- No hay ningún motivo por el que debas hacer esto- dijo en un tono serio, tratando de esconder la debilidad que sentía en ese preciso momento. Tus ojos se abrieron un poco y lo contemplaste con aflicción.

- No... No digas eso. ¿Cómo podría dejarte de este modo?

La diminuta habitación quedó en silencio, y Levi volteó del todo para darte la espalda. Después de observarle unos segundos más, suspiraste y te levantaste del suelo. 

Te acercaste a las velas que quedaban encendidas y soplaste suavemente en cada una de ellas, sumergiendo la habitación en la oscuridad. 

Volviste en el mismo sitio al suelo junto a la cama y tomaste las sábanas para cubrirle bien con estas. Tentativamente deslizaste tu mano hacia su cabellera oscura y la reposaste encima de esta. Al ver que no te apartaba, le acariciaste con suavidad.

𝑃𝑒𝑞𝑢𝑒𝑛̃𝑜 𝐷𝑒𝑙𝑖𝑛𝑐𝑢𝑒𝑛𝑡𝑒 (𝑳𝒆𝒗𝒊 𝒙 𝑹𝒆𝒂𝒅𝒆𝒓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora