UNO

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No poseo recuerdos de mi madre; Regina dice que era una mujer muy hermosa, de piel blanca como la porcelana; y me decía que no era muy alta, y sus ojos eran del color de un arrecife y su cabello era tan rubio, brillante como el oro. Ella siempre había soñado con tener un hijo, así que el día de mi llegada, mamá, con tan solo veinte cuatro años, había declarado ser la mujer más feliz del mundo..., al menos eso le contó. De mi padre sé muy poco; Gina dice que era igual de apuesto que mamá, un ruso, de ojos azules tan intenso como la luz del cielo reflejada entre las nubes. Un hombre de personalidad dulce y amable y paciente; mi madre le había comentado una vez que pocas veces papá estaba en casa, porque era un apasionado científico.

Gina conoció a mamá en el hospital para 1986, mientras ejercía como médico residente del departamento de urgencias, dice que jamás olvidará ese año y mucho menos el día en que el mundo entero se paralizó. Ella jamás había hablado al respecto, pero luego de entender cuanto me había afectado aquel fatal accidente, aun estando en el vientre de mi madre, Regina, como le digo cuando estoy enojada, decidió obsequiarme el relato más escalofriante que jamás había escuchado, tanto, que sudaba frío mientras describía cada escena de aquel fatídico día en la humanidad.

Sábado, 26 de abril 1986, hora: 12:23 am

Una hora antes de la explosión

—Regina, que suerte tienes –comentó una enfermera mientras abría una bolsa de galletas—, siempre tus turnos son los más tranquilos.

—Natalia, recuerda que aún no podemos cantar victoria —respondió Regina mientras tomaba una de sus galletas.

Hora: 1:23am

El caos

Todos los titulares se activaron, había explotado la planta nuclear de Chernóbil, denominándolo como el peor accidente nuclear en la historia. Más de cinco millones de personas afectadas, entre ellos heridos, algunos muertos y personas que absorbieron radiación. Nuestro hospital se paralizó y los días próximos el mundo entero también sucumbió ante la noticia.

Lunes, 12 de mayo de 1986, hora: 4:52am

Dieciséis días después de la explosión

La doctora Regina, conoció a Kalyna, en el Hospital Clínico Regional de Minsk, Bielorrusia. Kalyna, era una joven Ucraniana que llegó alterada, con quemaduras en algunas partes de su cuerpo, un jadeo incesante que a simple vista nos acercaba a una respiración agónica, un poco desorientada, entre gritos de dolor, sollozos y lágrimas, que terminaron en contracciones de un parto claramente prematuro. No hubo tiempo para esperar al equipo de ginecoobstetricia, la mujer se encontraba con 35 semanas de embarazo y Gina tuvo que atender el parto en la sala de urgencias, fue allí cuando nací.

Los días próximos no fueron los mejores, era una bebe prematura y mamá estaba en delicadas condiciones, por suerte, la doctora que me trajo al mundo se encargó de cuidar de mí y de mi madre. Pasaron tan solo dos semanas posteriores a mi nacimiento cuando mamá falleció. Luego de investigar lo ocurrido y el por qué su cuerpo no se recuperó, llegó un reporte oficial con nombres de aquellos habían desaparecido de albergues, creados para personas que habían estado expuestos a la radiación en la explosión en Chernóbil. En esa lista estaba ella, Kalyna. Eso hizo entender al personal de salud que el cuerpo de mi madre estaba tan débil que fue casi un milagro que resistiera hasta mi nacimiento, por otro lado, a mí solo me sirvió para conseguir más preguntas a las incógnitas que ya existían.

Siempre supe que algo en mí no estaba del todo bien, empezando por mi aspecto físico, siempre tendemos a catalogar a las personas en grupos de acuerdo a su color de cabello, color de ojos, color de piel y los clasificamos como rubios, morenos, mestizos, hay pelirrojos e incluso muchos tipos de tonos en los ojos, pero yo nunca pertenecí a ninguno de esos grupo. De niña todos se burlaban de mí, por ser diferente a lo común y cotidiano, muchos pensaban que era albina, incluyéndome, pero luego de varias visitas a especialistas en diversas áreas de la medicina, todos concluían en no saber que me hacía tan peculiar.

CIUDAD DE LAS ALMAS | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora