CIUDAD DE LAS ALMAS | TERMINADA

CUARENTA Y CUATRO

Llegamos a orillas del bosque rojo por una de las zonas no transitadas de todo el lugar. Los chicos estacionaron los vehículos y se encargaron de armar todo lo necesario, así como repartirse las armas correspondientes.

—Cada uno tiene un micrófono instalado en el rastreador —comenzó Octavia— estos relojes marcan los niveles de radiación —dijo colocándonos los aparatos en las muñecas—. Si están en un lugar que excede el limite comenzará a vibrar y el GPS marcara la ruta de salida más cercana

—Todas las armas están cargadas —Continuó Nil—, tienen el arma principal y una Glock 9mm de reserva

—¿Los chalecos están bien ajustados? —pregunto Gavrel

Asentí, pero se acercó a verificar que lo estuviese, luego hizo lo mismo con Octavia

—Anouk esta entrenado para matar si el caso lo requiere —me explicó Nil—, además de que, si te encuentras en peligro, aullará y sabremos en donde estas mientras te mantienen a salvo —se agachó y acarició el pelaje del animal—, vamos chico, cuídala —Anouk dio un ladrido y pude jurar que entendió lo que Nil le dijo

—Antes de entrar... quiero decirles que pase lo que pase, solo preocúpense en salvar a Gina y a Nico, estamos aquí por ellos

Todos asintieron y nos pusimos en marcha dentro del bosque.

La luz del sol aun no era suficiente, por lo que la guía de Anouk era lo único con lo que contaba para moverme entre las ramas y arbustos. Pasaron los primeros minutos y el reloj ya había vibrado un par de veces

—El suelo es una de los lugares mas afectados, cambia de ruta Akalena —escuche a Octavia decir por el auricular que tenía puesto

—El bosque está mezclado con lo que era la ciudad, esto nos hará más difícil el trabajo —dijo Gavrel

—Sigue el puto GPS —respondió Scott

—Chicos —hablé bajo, pero no tanto como para que no me puedan escuchar a través del auricular

—¡No me digas genio! —atacó de vuelta Gavrel

—¡Chicos! —insistí

—¿Qué ocurre? —Respondió Nil

—Mi GPS... —dije con un nudo en la garganta

—Akalena, habla —demandó Octavia

—Acaba de recalcular un camino directo al reactor numero cuatro y... —hice silencio sorbiendo la nariz mientras el miedo me paralizaba

—¡¿Y qué?! —respondió alterado Gavrel

—Hay un mensaje que dice... Bienvenida a Casa —sollocé

—¡Mierda! —masculló Scott

—Maldición ¿dónde estas ahora? Iré para allá —dijo Nil

—No me da mi ubicación actual —respondí

—No logró reconectarte a la red —habló Octavia ansiosa

—No te muevas de donde estas —ordenó Gavrel

—Debe moverse, sino se convertirá en un blanco fácil —discutió Scott

—Por favor, cálmense —dijo Octavia

Y lo próximo que escuche fue un chillido intenso e interferencia con estática

—¿Me escuchan? ¿chicos? ¿Nil? —pregunté entrando en pánico