TREINTA Y DOS

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—¿De qué hablan? ¿Qué agencias? No entiendo ¿Cómo que radares? —pregunte mirando a ambos

—Ok —Nil tomó aire— pertenecemos a una agencia internacional de seguridad nuclear —hizo una pausa para mirar a Vicente, pero este bajo la mirada

—Entonces me mintieron... no son médicos —sentí un puñal en el corazón

—¡No! —aseguró Nil—, nos reclutaron al inicio de la carrera. No teníamos cómo pagar los estudios, el poco dinero que ganábamos iba para ayudar a nuestros padres... muchas veces estuvimos al borde de la muerte, esto nos salvó

—Yo... yo... —balbucee

—Lo sé, no lo entiendes... pero creo que todo esto no es casualidad. Conocimos a Gina un día que la verdad fue muy extraño, estábamos libres del trabajo, así que decidimos dormir un poco más, pero la alarma se encendió y el sueño se esfumó. Luego recibimos una llamada de la central del hospital, que nos solicitaban en el área de emergencias, le aclaramos que era nuestro día libre, pero la centralista no quedó muy convencida. Intentamos relajarnos y nos cambiamos para dar una vuelta al parque, ya sabes, drenar mientras corríamos. No pasaron un par de minutos hasta que la hermana de Vicente llamó, estaba en el hospital, había tenido una intoxicación...

—¿Qué insinúas? —fue lo único que pude decir

—Por alguna razón debíamos ir a ese turno, debíamos estar allí... Gina debía tratar a la hermana de Vicente, conocernos y luego convertirse en nuestra tutora... Llámalo destino, casualidad, vida, universo, no lo sé... pero siempre hay situaciones que nos hacen caminar hacia un sentido u otro —dijo Nil

—Mi único camino en este momento es Ucrania, gracias por verme la cara de estúpida todo este tiempo —la verdad no sentía rabia, era decepción al saber que no confiaron en mí, prefirieron ocultarlo

—Aka... —Nil miró a Vicente, pero este aún guardaba silencio

—¡Nada! Basta de juzgar a Gavrel, basta de creer que todo es blanco o negro... Hay matices, colores, sombras... Nadie es cien por ciento malo —dije mirando a Nil, para luego voltearme hacía Vicente— y nadie es cien por ciento bueno —me fui de la habitación

—¿Todo en orden? —Gavrel estaba en la sala de espera

—Sí, vámonos —me limité a responder

Caminamos a la salida y Scott estaba recostado sobre la puerta del copiloto del Jeep

—¿Listos para irnos? —dijo mirando a Gavrel

—¿Irnos? —pregunte mirándolo a ambos

—Sí... —dijo Gavrel—, Scott nos acompañará...

—No... no... esto no fue el acuerdo con Nil...

—No lo decidió Nil... —habló Gavrel—, fue un acuerdo mutuo entre Vicente y yo

Abrí los ojos quedándome petrificada —¿Desde cuándo ustedes toman decisiones sin consultarme?

—Desde que nos importas a ambos —soltó

—A todos —interrumpió Scott

—Así que, vamos, son unas nueve horas de viaje y ya estamos pasado el mediodía —continuó Gavrel

Me limite a rodar los ojos y a subirme en la parte de atrás del auto, mientras Scott tomaba el volante y Gavrel el puesto de copiloto

—¿Cuánto tiempo tenemos? —preguntó Scott a Gavrel

—Logré negociar dos semanas

—¿Lograron ubicar de donde provino la llamada?

—Al parecer se encuentran en los alrededores del bosque rojo, lamentablemente han sabido ocultar muy bien el punto exacto —respondió de nuevo Gavrel

—¿Cómo sabremos que en dos semanas no será muy tarde? —interrumpí

—Ellos también necesitan tiempo, hay unos equipos que no han logrado conseguir —Gavrel se dirigió hacia mí—, unos equipos de protección para poder ingresar a los reactores, sin morir en el intento

—Sigo pensando que lo mejor es que vaya yo sola, no es necesario arriesgar a más personas

—No pienso discutir de nuevo esto...

—Nadie esta acá obligado —esta vez quien habló fue Scott—, así que tranquila, libera esa culpa que está consumiendo. Canaliza tu energía de una manera que no te agote... Recuerda que somos muy valientes, pero acá la rompe bolas eres tú —sonrió y guiñó a través del retrovisor, no pude evitar sonreír de vuelta

—Me encanta que tu si lo sepas, Scott

—No le alimentes el ego —dijo Gavrel entre risas

Dormí un par de horas, la verdad es que no recuerdo cuando cerré los ojos.

—Chiquita... vamos, despierta, primera parada... —Gavrel estaba sentado al lado mío en la parte trasera, mientras Scott surtía combustible

—¿Mmm? —dije con los ojos entre cerrados— ¿llegamos?

—Ojalá... solo van unas cuatro horas y media de camino, pero es hora de comer, vamos —insistió

—No quiero —me quejé

—Negarte no es una opción... es mejor que aceptes por las buenas

—¿Me estas amenazando? —dije incorporándome

—Tómalo como quieras... —sus labios dibujaron una pequeña sonrisa— así que vamos

—No quiero...

—Scott... la prisionera se niega a ir a comer —soltó entre risas

—Usaremos la fuerza... —respondió Scott igual de divertido

—¿Se les olvida que puedo asarles el miembro?...

—¡Uhhh! De pasó de despertó de mal humor —soltó Scott

—Sálvate tú... intentaré domar a esta dragona —Scott se dirigió a un pequeño local dentro de la estación de servicio, donde asumo comeríamos algo

—¿Dragona? —levante una ceja

Subió los brazos en señal de paz —Tu amenazaste con calcinarnos el pene

—¡Pfff! Son unos cobardes

—Ya, basta de bromas, vamos... —insistió Gavrel

—No quiero perder tiempo... cada segunda cuenta

—No seas necia, nos quedan al menos seis horas de camino, ya es tarde, solo haremos está parada para comer algo...

—A ver, te lo explico en silabas... No qui-e...

Antes de poder terminar, Gavrel me acercó con fuerza hacía él, quedando a solo centímetros de distancia

—Repítelo —sentí su respiración agitada

—No-qui-e-ro...

Esbozo una sonrisa de lado, mordió su labio inferior y se acercó al límite de rozar sus labios con los míos

—¿Segura que no quieres? —la conversación ya no se trataba sobre ir a comer o no

Abrí los labios para responder, pero la cercanía bloqueo cualquier cosa pude decir. En vista de no tener respuesta, Gavrel bajó la mirada a mis labios y luego la plantó en mis ojos, sus manos soltaron mis hombros y se dirigieron a mi nuca. Haciendo que la piel se erizara con su roce. Mordió suavemente mi labio inferior, intenté reaccionar, pero una de sus manos bajo a mi espalda baja acercándome aún más a su torso, mientras su beso aumentaba la intensidad y su lengua buscaba la mía en un acto desesperado. Su respiración era agitada, mientras que yo pude haber jurado que no estaba respirando en lo absoluto.

Mis labios inexpertos y torpes lo hicieron frenar un poco la intensidad que llevaba, separo ligeramente sus labios de los míos, robándome el aliento mientras intentaba recuperar mi eje. Beso mis mejillas, luego siguió el recorrido de la mandíbula y cuando sentí su respiración en el cuello, di un salto hacia atrás, la situación se estaba saliendo de control y no podía continuar lo que fuese que estábamos haciendo.

—¡Discúlpame! —en sus ojos había pánico— yo... es que tu... intenté controlarme, pero... —me veía esperando alguna respuesta— me moría por un beso tuyo desde el cumpleaños de Nicolás —soltó

CIUDAD DE LAS ALMAS | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora