VEINTIUNO

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El lugar era muy bonito, la decoración estaba llena de flores y tonos pasteles, además estaba rodeado por un hermoso jardín con fuentes y estanques donde se podían observar a peces de colores muy llamativos

—¿Qué sabor deseas? —preguntó Gavrel haciéndome voltear y ver todos los sabores de helados con los que contaban

—Es una decisión difícil —sonreí

—Para mí el de chispas de chocolate con galletas especiales extra —escuché decirle a la joven que nos atendía

—¿Para usted joven? —preguntó dirigiéndose a mi

—Chocolate por favor —respondí

—¿No desea agregar nada más? —continuó

—No, gracias —le dedique una sonrisa

—¿Podría agregarle un poco de chocolate especial como extra? —preguntó Gavrel

—Sí, claro. Ya traeremos su pedido

La verdad siempre había sido fácil de predecir, soy muy simple en todo. Colores planos, sabores básicos tanto en comidas, como bebidas y postres, en lo único que era algo variable era en mi estilo de música, pero por el resto de las cosas siempre había sido muy sencilla.

—No quería que gastarás de más —le dije

—Descuida, un poco de chocolate extra no le va mal a nadie —respondió

—¿Cómo culminó la fiesta? No había tenido la oportunidad de preguntar, intente comunicarme con Nicolás, pero las llamadas se desvían al buzón

—Es porque perdió su teléfono, así que ya eso te da una pista de como acabó todo —sonreí imaginando que todos habían tenido una buena velada

—Me alegra que haya disfrutado, se lo merecía, no se cumplen 18 todos los días

—Akalena... —hizo una pausa cuando se acerco el chico con nuestro pedido en unas copas muy lindas

—Gracias —le dije al joven mientras este hacía un gesto con la cabeza queriendo decir de nada

—Tengo que pedirte disculpas —soltó sin respirar

—¿Disculpas? —pregunte extrañada mientras tomaba el primer bocado de mi helado

—No debí haberte dejado sola, mucho menos en un lugar lleno de personas que no conocías y que claramente estaban pasadas de tragos

—No debes disculparte, no ha sido decisión tuya lo que ocurrió. Además, si no hubiese sido por ti que sacaste a ese animal de la fiesta, quizás el destino hubiese sido otro

—Yo sé que eres de poco salir, que te gustan los lugares tranquilos, con poco ruido a su alrededor, que prefieres encerrarte a dormir o pensar, antes que tener que pensar en qué ponerte para salir. Así como también se que te encierras en ti misma para evitar las críticas que los demás tienen con respecto a ti y tu físico. Cosa que me parece injusta, pues todos somos diferentes y en eso radica la belleza, en ser quien eres sin intentar cambiarlo

—¿A qué se debe todo esto? No entiendo —dije mientras fruncía el ceño confundida— ¿De donde sacaste todas esas cosas?

—Octavia pasa mucho tiempo en casa, ella y Nicolás hablan constantemente de mil formas para hacerte salir y de como tu encuentras mil y una para quedarte en casa —sonríe y noto un leve rubor en sus mejillas lo que hace que sienta como las mías se encienden enseguida

—Qué pena

—No hay nada por lo cual avergonzarse —continuó—, es por eso que lo que ocurrió me ha atormentado cada minuto. Le prometí a Nicolás que si él se embriagaba yo cuidaría de ti, que haría lo que fuese para que disfrutarás y así quisieras salir más junto a ellos, pero le fallé a él y ese fallo hizo que... —se detuvo

CIUDAD DE LAS ALMAS | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora