Al día siguiente, se levantaron a las 13:54. Desayunaron dos rebanadas de pan tostado lleno de jalea, un huevo con jamón y un café cada uno. Se vistieron con trajes de negro, lentes también negros y una pistola oculta en el gran saco que llegaba hasta las rodillas. Subieron al coche policía que regalaron a Hans en su anterior cumpleaños, cortesía de la Comisaria. El laboratorio estaba a seis calles de la casa por lo cual no tardarían tanto.
-¿Recuerdas el plan Hans?
-Entramos por arriba, nos escabullimos, tomamos los planos y usamos esa tecnología contra ellos.
-Bien. Y mira ya casi llegamos.
Bajaron del auto antes de que alguien los pudiera ver y fueron hasta la parte de atrás para subir por una escalera. Se encontraron a diez guardias armados.
-Oigan ustedes. ¿Qué traman de hacer?
Todos los apuntaron con sus pistolas. Ellos también lo hicieron. Se detuvieron por unos instantes sin moverse hasta que los guardias se empezaron a reír.
-Ja. Deben estar locos como para hacer eso. Somos diez contra dos.
-El número no importa-dijo Marco- Suelten sus armas y nadie saldrá herido.
Los guardias se empezaron a reír ahora más fuerte. Marco tenía una cara de enojo supremo. Metió su pistola en su bolsillo y se lanzó contra el enemigo más cercano que tenía. Hizo un movimiento parecido al karate y luego agarró de la cabeza a otro mientras gritaba a Hans.
-¡Hans ya sabes que hacer!
Lo único que se le ocurrió fue disparar. Mato a dos guardias de un solo tiro. Marco mato o hirió a ocho y Hans a los otros dos.
-¡Vaya! Sí que tienes mano para disparar.
-Sí. ¿Podemos entrar?
Marco saco de su mochila un cortador de vidrio de plata, lo puso en el mirador y empezó a girarlo con cuidado. Cuando termino de hacerlo se metió silenciosamente.
-Salta. No esta tan alto.
-Ahí voy.
Pero cuando los dos se encontraban dentro una alarma empezó a sonar y varias personas que estaban abajo empezaron a subir por las escaleras. Hans entro a una sala oscura y Marco a otra para ocultarse. La habitación era oscura. Por un momento pensó que era la sala que buscaban pero no lo era. Encontró el interruptor de las luces. Lo primero que vio en esa habitación era que estaba en la habitación de Jigsaw. Dos personas también estaban adentro con batas de laboratorio. La más cercana se dio media vuelta y dijo.
-Hola Hans.
El hombre era una persona de edad. Una mujer se adelanto.
-Me llamo John. Ella es Amanda. Te esperábamos.
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La Vida de Martí Flechen
FantasyLa historia empieza en una calle de la ciudad de Londres en la cual un detective encuentra un tipo pálido con una sonrisa enorme tratando de degollara a un pequeño a un niño como de 15 años, salva al niño y tienen varias aventuras en un colegio de M...