Capítulo 9. El Juicio de John y la Justa.

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Llevaron a John al Salón del Trono del Rey para ser juzgado. Una gran mesa de madera de abeto fue dispuesta para el Juicio. Merlín era el Juez.

-¡Inicia sesión de el pasado Emperador JigSaw con el cargo de Poder Supremo y haber obligado al Ministerio de Magia a sus órdenes. -Toco un martillo de madera negra tres veces- Puede empezar el abogado del acusado.

Un fantasma salió de la nada al lado de John.

-Como vera juez, mi cliente creó el Imperio Golduniense, ya que el quería alargar más sus fronteras.

 -Lo siento, pero yo oí de sus propias palabras que el quería dominar también el mundo de los “no mágicos”. ¿Cómo es eso? ¿Alguien del jurado sabe la respuesta?

Hans se levantó junto con Martí.

-Nosotros sabemos la respuesta. El mismo trató de empezar por medio de la química –Martí saco un papel, era un plano de los que había tomado Marco aquel día- estos planos lo dicen todo.

Merlín lo vio por un rato. Vio al abogado de John.

-¿Alguna otra mentira?

El abogado no respondió.

-¿El abogado de la maestra Jane tiene algo que decir?

-Quisiera llamar al estrado al Porfesor Dori.

El fantasma del Profesor apareció.

-Profesor ¿Usted sabe algo sobre el antiguo Emperador?

El fantasma vio a John por un rato.

-El mandó a matarme, por manos del Ministro.

El Merlín vio a John con rostro de asombro.

-¿Qué dice el jurado?

-¡CULPABLE!

-El acusado es ¡CULPABLE!, su sanción es la muerte a manos de –pensó- La Guillotina.

Dos caballeros levantaron a John de los brazos.

-¡Malditos! ¡Asesinos! ¡Van a matar a un anciano! ¿Qué acaso no tienen pena?

Merlín no dijo nada. Llevaron a John hasta una baldosa de mármol con miles de personas alrededor.

-¡Mátenlo! ¡Quémenlo! ¡Asesínenlo! ¡Cortéenle la cabeza!

Los hombres metieron la cabeza de John por el agujero, el cerró los ojos.

-¡Di tus últimas palabras anciano!

John volvió a abrir los ojos.

-Ustedes son unos asesinos, malditos, mentirosos, estúpidos.

El se empezó a reír. La hoja bajó velozmente. John murió al fin. La venganza de Hans se hizo al fin. El abrazó a Martí con una sonrisa.

-Recuerda ese sonido Martí, recuérdalo bien, es el sonido de la libertad, de la paz, de la venganza. Somos libres.

Carlo Magno invitó a los Portadores a que subieran aun balcón, porque se celebraría un desfile de victoria. Las trompetas resonaron, una canción sonó mientras los Caballeros de Hierro y los soldados del Rey desfilaban por las calles de la ciudad. Aquí un pedazo de la canción.

Nuestra Unión Blanca subyuga a todo el mundo

Al igual que una cabalgata del Este

Los Enemigos sueltos, andan sin rumbo, sin ninguna causa

Sin embargo, la Gran Espada es la que los encontrara

La Vida de Martí FlechenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora