Capítulo 16. Nuevos enemigos.

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Se dirigieron a la clase final del día el cual era Como controlar la magia. El salón era tipo medieval. La puerta era de hierro con grabados de grandes batallas de magos en la antigüedad. Al entrar había unas armaduras de caballeros oficiales del colegio en los lados de la puerta. La iluminación venia de un gran dragón en el techo el cual la luz provenía directamente de su boca. Las mesas tenían varios instrumentos de química mágica. Las ventanas eran circulares y no dejaban pasar tanta luz. El escritorio del profesor era muy tenebroso, las patas estaban hechas de dientes de dragón, la tabla era un escudo oficial del colegio igual de los caballeros, y la silla eran huesos de orcos. A los lados de la sala había varios frascos de tamaños y formas diferentes bien acomodados en estanterías. No había nadie esperándolos pero oyeron que algo se había caído o roto en una habitación distante. El profesor salió del suelo por una portilla de madera. Del lugar de donde salió también con el un gran humo negro y gris el cual cegaba un poco. El profesor abrió las ventanas para que se fuera el humo. Se dirigió a su escritorio y se presento.

-Soy el Profesor Nori y también primo del profesor Dori.-El salón bajo las cabezas en señal de tristeza-¿Por qué esa cara larga?

-Su primo, maestro….

-Mi primo ¿Qué?

-……Murió.

El profesor calló y cayó en su asiento. Mostro unas lagrimas en sus ojos que se lo transmitió a todo el grupo.

-¿Cómo murió?

-Filius Norchelt lo mato.

-¿El Ministro? ¿Por qué?

-Dijo que debió matarlo hace mucho tiempo.

-Creo que se porque lo mato.

-¿Lo sabe maestro?

-Hace mucho tiempo, cuando el colegio fue inaugurado gracias al Clan Bancario, se invito a todos los grandes magos por todos los rincones de la Tierra a una fiesta de celebración. A mi me toco ir a esa fiesta. Millones de canciones, juegos, pasteles, y más cosas felices se llevaron a cabo ese día. Pero luego llego un misterioso encapuchado, tenia rostros de hombre de la tercera edad. No dejaba de decir “He encontrado la solución” Conoció a unos cuantos magos, amigos de Merlín. El les dijo que si lo acompañaban después de la fiesta les daría riquezas espectaculares. Ellos asintieron y se fueron con el hacia el bosque. “Jamás volverán” pensé yo, pero si que regresaron, regresaron hasta media noche, no de la misma manera en que se habían ido, sino vestidos como jinetes negros con capuchas espeluznantes y espadas bien afiladas. Rodearon el colegio toda la noche, yo preguntándome quienes eran esos seres me dirigí hacia el exterior. No tarde ni un solo minuto cuando uno yo ya estaba a los pies de un caballo en el cual un jinete me amenazaba con su espada.  Trate de correr pero fue una mala idea, unos cinco o cuatro ya me seguían al galope. Me escondí detrás de unos arbustos para que no me vieran, y funciono. Pero entonces vi que en el suelo había unas cuantas manchas rojas. Me acerque más para poder verlas bien y descubrí que era sangre. Un gran rastro en forma de camino llevaba hacia el bosque. Me regrese al colegio y tome una escoba y una antorcha. Salí sin que me vieran los jinetes y volé siguiendo el rastro de sangre. Llegue hasta una fortaleza en forma de torre rodeada de un gran abismo oscuro, quien sabe hasta donde llegaba. La única forma de entrar era por un puente muy macabro que salía desde el mismo abismo. Todo era muy viejo y oscuro. Entre en la fortaleza muy silenciosamente tratando de que no me viera nadie (si es que había alguien ahí). El rastro se perdía en unas inmensas escaleras. Por cada paso que daba oía un grito de sufrimiento a la distancia, muy lejano, casi ni lo oía. Pero una vez lo deje de escuchar. Las escaleras se habían terminado después de unos cuantos minutos. Un gran balcón se abría al final de un gran pasillo. Me asome a ver si había alguien. Y si que lo había. Una figura negra con corona de hierro muy siniestra y una capa con un logo muy extraño estaba de pie frente a un gran ejercito de orcos y uruk-hais dando un discurso. “Nuestro Imperio ha sido desde los primero días de la creación muy poderoso. Estuvimos a punto de gobernar esta tierra de esquina a esquina. Hasta que llegaron los reyes Arturo y Carlomagno.” Un grito junto con unas trompetas estremeció el lugar. La figura alzo su mano, callando al ejército. “Los Anillos de Poder Supremo están perdidos, Merlín muerto, el Ministerio se ha oscurecido por el paso de los años, y las grandes potencias de los reinos que estos humanos llaman países se han enfrentado en grandes guerras para así debilitarse lo suficiente. Ellos creen que se sienten seguros con sus magias poderosas llamadas Armas Nucleares, pero nuestras fuerzas son más poderosas que las de ellos.” El grito otra vez, y la figura los calmó una vez más. “Nuestro Imperio crecerá de nuevo para vengarnos de los grandes reinos de este mundo, y así controlarlo por completo. Empezaremos por El Clan Bancario, esos tontos creen que sus fuerzas son poderosas, pero se equivocan. El colegio quizá pueda ayudarlos pero sus fuerzas son unos niños sin preparación alguna como para tal ataque. Seguiremos por el sur hacia el reino de Inglaterra, ahí será nuestra base principal para el dominio total del planeta. Pero hay que tener paciencia mis hombres guerreros, pues  nuestro ejército es enorme, pero he oído un dicho de estos humanos, Más vale prevenir que lamentar. Atacaremos dentro de unos cuantos años. Sin los Anillos de Poder y Merlín, el Imperio Golduniense florecerá de nuevo, y el planeta será nuestro.” Callo por un momento, pero luego grito muy fuerte alzando los dos brazos que casi me rompe el tímpano del oído con el que oía, “¡GUERRA!”. El discurso había acabado. El grito del ejército casi derrumba la torre en la que me encontraba.  Ya había escuchado suficiente. Tome mi escoba y regrese una vez más al colegio. Los jinetes iban en dirección contraria, o sea se dirigían a la torre por medio del bosque. Una vez había llegado encontré a mi primo hablando con una persona en una esquina. No la alcance a ver de la cara ya que la luz de las antorchas no llegaba hasta allá. Solo oía que decían algo sobre un gran ejército de orcos en la antigüedad.  ¿Casualidad? Quien lo sabe. Oí también que el Ministerio trataba de unirse al Imperio Golduniense para ayudarlo en su dominio total, que todos los que se opusieran al Ministerio morirían. Estaba tan nervioso que ya no oí nada más y me dirigí con la Directora a comunicarle lo que había oído del otro lado del bosque. Le dije sobre lo de los anillos, pero ella me dijo que no estaban perdidos, el Profesor Flores, su Profesor, los tenía en una caja. Entonces fui con el y le dije que los mantuviera en secreto. El me respondió. “Hay una leyenda sobre estos anillos. Dice así. El Imperio Golduniense a cargo del emperador JigSaw se alzara de nuevo desde las profundidades del gran abismo. Solo los poderes de los Grandes Anillos podrán detenerlo y devolverlo a la oscuridad para siempre. El Ministerio será juzgado por sus crímenes y el Ministro en ese entonces será expulsado de la Orden de Magia.” Pero ya no he sabido nada sobre esos anillos.

Hans, Ciciolly y Arely se levantaron y alzaron sus manos. Los anillos brillaron en el rostro del Profesor casi cegándolo de la potente luz que emitían. El se levanto y se arrodillo ante los alumnos.

-Ahora recuerdo. La otra parte de la profecía decía. “Tres grandes jóvenes serán elegidos para proteger el poder de los Grandes Anillos y liberaran del mundo el poder del Imperio Golduniense. Un anillo surgirá del secreto infinito guiara a los tres jóvenes por su gran camino contra JigSaw.” ¿Dónde esta Valira?

-La maestra Jane es portadora.

El Profesor mostro unas lágrimas que casi llora todo el salón.

-La Profecía se esta cumpliendo. Debemos entrenarlos a ustedes y a la maestra para protegerlos y usarlos contra JigSaw.

-Y asi será.

-Yo me postro ante ustedes mis maestros. Ya no deberán llamarme Profesor. Llámenme solo Nori. Maestros, es un honor conocerlos.

-El honor es nuestro Nori.


El salón se puso de pie y aclamó a los Portadores de Nenya, Vilya y Narya. ¿JigSaw será acabado para siempre esta vez? ¿En realidad Merlín murió? ¿Filius será juzgado ante la Directora?

La Vida de Martí FlechenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora