3. Discusiones.

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-Hola, Beth.- me dijo Oliver metiéndose en mi camino.

-Hola.- le dije buscando una mesa para almorzar.

-¿Almorzamos juntos?

-Claro.- le contesté sin muchas ganas.
Nos sentamos en una mesa que estaba junto a un ventanal que daba al estacionamiento..

-¿Te gustaría salir al cine o a comer?- me pregunto.

Oliver era lindo, no lo voy a negar. Era parte del equipo de fútbol americano de la escuela, tenía un gran futuro asegurado y era hijo del alcalde.

Era muy sexy y amable, simplemente era el típico popular atractivo y con dinero, pero ese era el problema, era el TÍPICO estereotipo del chico perfecto y eso me aburría.

Desde que tengo memoria he soñado con hacer algo fuera de lo común y no ser del montón, si comenzaba a salir con Oliver me convertiría en la típica pareja de una novela de adolescentes.

-Perdón, estoy ocupada. - le dije comiendo una papa.

-No dije que hoy.- me dijo con una sonrisa de boca cerrada.

- Ah.- dije nerviosa.

- Puede ser el fin de semana, así no tienes que quedarte en casa a estudiar.

- Te sorprendería lo mucho que estudio.- dije con una risa forzada.

Eso pareció molestarle a Oliver.

-Escucha Beth, sabes que me gustas ¿Cierto?

Asentí con papas en la boca.

-Y me gustaría mucho que aceptarás salir conmigo, pero no voy a rogarte por siempre ¿Lo sabes?- dijo seriamente.

Volví a asentir.

-Así que no te hagas tanto del rogar, y acepta la próxima vez que te invite.- dijo y se paró de la mesa.

Me quedé en shock aún con la boca llena de papas.

¿A caso fue una amenaza?

Ignore lo que había sucedido y me volví a concentrar en mis papas. Para distraerme miré hacía afuera por el ventanal. Vi a Edan caminando hacia su coche, y atrás de él venía Eider quien parecía furioso.

Eider empujó por atrás a Edan y yo casi me atragantó con la comida.
Y como mi espíritu metiche y chismoso me mandaba, salí disparada hacia el estacionamiento.

Corrí lo más rápido que pude a la salida y al llegar me dirigí a mi bicicleta para despistarla y fingir estar quitado la cadena.

Los dos estaban al lado del coche de Edan y discutían, trate de usar al máximo mi sentido del oído, pero me fue imposible escuchar, así que me dedique a ver y a tratar de leer los labios.
Eider se veía muy molesto y Edan tenía una sonrisa, como si se burlara de lo que él le decía.

De pronto Edan golpeó la parte de arriba de su coche, cosa que hizo que me sobresalta. Su sonrisa desapareció y vio fijamente a Eider mientras lo señalaba con un dedo y le decía algo.

Estaba tan metida en el chisme que deje de fingir intentar quitar la cadena y me metí de lleno en el chisme. Y ahí me encontraba yo, parada como un poste con la vista fija en esos dos chicos.
Hasta que Edan volteo a dónde yo estaba.

Mis reflejos son pésimos así que tarde en salir de mi trance y tratar de fingir que estaba ahí por casualidad.
Edan le hizo una señal a Eider y el también volteo a verme, igual de frío que siempre.

Ya no podía seguir fingiendo quitar la cadena, así que como tonta saque mi celular y fingir una llamada.

-Si mamá, voy para allá.- dije más alto de lo que debería.

LOS DAGGERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora