9. Preguntas.

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-¿Qué hacías ayer en el bosque? -Volví a preguntar.


-¿Por qué no me preguntas lo que en realidad quieres saber?- me dijo con voz amenazante.



Debido a que él tenía que bajar la mirada un poco y yo alzarla, parecía que intentaba hacerme chiquita con su cuerpo.



-No empieces con esto, no juegues a saber todo de mí.



-¿Crees que jugaría contigo? – me pregunto.



-No hables de mí, no finjas saber todo de mí. – me pare de puntitas.- contesta mi pregunta ¿Qué hacías ayer?




-Haz la pregunta que quieres Beth, no responderé a preguntas inútiles. Sé que la tienes al borde de la boca, sé que te quema la garganta, si no la dejas salir no responderé.



Se acercó aún más a mí, su mirada siempre me retaba, impulsándome a hacer más.

Voltee a mi alrededor para ver qué nadie estuviera lo bastante cerca para escuchar.


Eider me tomo de la barbilla y regreso mi mirada hacia él.



-Veme a mí, no veas a nadie más. Pregúntame Beth.



Sus ojos ya no estaban llenos de amargura y odio, eran diferentes, lucían más sensibles. Tenía razón, las palabras estaban a punto de salir.



-Asesinaste a Lizzy.



Su mirada no cambio.


-No me sonó a pregunta.



-¿Asesinaste a Lizzy?- pregunté.



-Si te digo que no ¿Me creerás?



-Te hice la pregunta ¿Por qué no respondes?



-No sirve de nada que responda si tú ya estás segura de lo que crees.- me respondió.




-¿Debo tomarlo como un sí?




- Tómalo como quieras Beth, no te debo explicaciones.- dio media vuelta para irse.



-No me las debes, pero si no me das respuestas yo misma voy a conseguirlas.- le dije parándome frente a él.




-Eres terca y entrometida, esa combinación es peligrosa.



Volvió a caminar, parecía que ya no hablaría, no me había dicho nada y eso no me dejaba tranquila, así que tuve que usar una carta bajo la manga.


-Si no me das respuestas, hablaré con Edan.


Inmediatamente se detuvo, se dio la vuelta y ya se veía molesto, apretó la mandíbula y camino hacia mí.


Toche.



Me tomo del brazo fuertemente y me saco del salón, me llevo hacia el patio y me soltó una vez que estuvimos solos.



-¿Por qué te gusta hacerme enojar? Te esfuerzas por sacar lo peor de mí.- me dijo en voz baja, pero sonaba como si lo gritara.




-¿Por qué te molesta tanto que hable con tu hermano?- le pregunté.




-¿Por qué quieres tener la repuesta de todo? – su paciencia estaba a punto de acabar.





-¿Me has dado alguna respuesta?



LOS DAGGERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora