12.Asesina.

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Hace tres meses ...

-¿Aún no aceptarás mi invitación?- me pregunto Oliver saliendo de su casa.


Su fiesta de cumpleaños siempre era un gran evento.


-Oliver, no hagas esto.- le dije deteniéndome frente a él.- sabes que te quiero, pero solo como amigo.




La música se escuchaba como fondo y los gritos de los que festejaban dentro de la casa.



-No quiero ser tu amigo Beth, o somos todo o nada.



-Yo no te gusto Oliver.- le dije cansada.- te gusta la idea de una pareja perfecta, te gustan los retos y odias que no se haga lo que quieres.


-Eso no es verdad.- me dijo negando con la cabeza.



-Créeme Oliver, te hago un favor. Tú no eres de solo una chica, nos terminaríamos matando entre nosotros.



Seguí mi camino hacia el carro, las fiestas me gustaban pero solo un rato.



-Serás MÍA ALGÚN DÍA.- Me grito Oliver antes de volver a su fiesta.

...

Tenía frío, la brisa de la noche entraba por la ventana. Mi espalda estaba al descubierto gracias al vestido que traía puesto. Mis piernas temblaban, aún estaba sentada en el piso con la cabeza entre mis rodillas, el olor a metal de la sangre se metía en mis fosas nasales y me causaba escalofríos.





No me atrevía a alzar la vista, no quería hacerlo, no quería ver a Oliver tendido en el piso. Todo estaba oscuro la única luz era la que entraba por la ventana. Gire la cabeza un poco a dónde estaba el teléfono, ¿Debía tomarlo? ¿Debía llamar al 911?




Mi cabeza comenzó a dar vueltas como lo había hecho tantas veces. Fue por defensa propia, no iré a la cárcel, lo hice para defenderme. Me obligaba a pensar eso para tener el valor de levantar el teléfono.

-No es mi culpa.- dije en voz alta para mí misma.-Dire la verdad, él me atacó.

Estire la mano para tomar el teléfono, lo puse frente a mí para marcar. Automáticamente mis ojos se desviaron hacia el cuerpo de Oliver, las lágrimas rodaron sin más, mis manos temblaban. En mi mente se repetía una y otra vez la palabra “Asesina”.


De nuevo el aire comenzó a faltarme, todo me daba vueltas, la desesperación me hacía sentir con ganas de morir. Lance el teléfono contra la pared, mis manos en mi cabeza comenzaron a jalar mi pelo. Entonces el timbre sonó haciéndome sobresaltar.




Levanté la mirada con la respiración acelerada. Mire la escena a mi alrededor, nadie podía ver esto, me puse de pie rápidamente y me acerque a la puerta, inhale y exhale para tranquilizar mi respiración.


-¿Quién?- pregunté lo más tranquila que pude.




No recibí respuesta de inmediato, hasta después de unos segundos.

-Eider.- se escuchó detrás de la puerta.


Instintivamente volteé hacia el cuerpo de Oliver, Si era verdad todo lo que creía de Eider ¿Me ayudaría? ¿Él sabría qué hacer? Me debatía entre abrir la puerta o no, simplemente podía llamar a la policía.

Pensé en mis padres, en lo que ellos tendrían que pasar con una hija asesina, en Rachel, se culparía por dejarme sola, pensé en mi futuro ¿Cómo me afectaría esto en mi futuro? A la hora de elegir universidad, para conseguir un trabajo.
¿Estaba dispuesta a arriesgar todo eso por un accidente?

LOS DAGGERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora