LOS DAGGER

15. Hace 10 años...

Eider

Obscuridad.

Hay muchos tipos de obscuridad, y muchas formas de demostrarla así como de controlarla.

Todos nacemos con obscuridad dentro de nosotros, todos llevamos esa chispa dentro que detona en cualquier momento, en realidad todos tenemos el potencial para ser unos monstruos.

La mayoría de las personas logran vivir ocultando esa parte, viven sus vidas normales sin conocer lo lado obscuro, pero algunas no logran esconderlo.

Hay varias razones por las que esa chispa explota, algún momento en la que tu vida está en peligro, una descarga de adrenalina, alguna enfermedad o algún evento traumático, es en estas situaciones cuando tienes que sacar a pasear tu lado más obscuro.

Y el momento en el que lo haces, el momento en el que explotas sin control, el momento en el que te conviertes en un monstruo, jamás se olvida.

Hace 9 años...

Los pasos que bajaban las escaleras se escuchaban cada vez más cerca, cada vez más fuerte, esas pisadas fuertes y constantes que me hacían temblar de la cabeza a los pies. Mi hermano pequeño apretó mi mano con fuerza, tanto que pude sentir sus uñas enterrarse en la mía.

-Tranquilos.- nos dijo a ambos mientras nos abrazaba tratando de protegernos con sus brazos.

Escuchamos el rechinar de la puerta al abrirse y la sonrisa demoníaca que tanto me espantaba apareció detrás de ella.

-Voy a matarlo.- nos susurró a ambos el que nos mantenía entre sus brazos.

Dos años antes de que sacaran a pasear su lado más obscuro....

-Edan Y Eider.- nos gritó nuestra madre desde la casa. - Es hora de cenar.

Construía túneles para los carros de juguete con mi hermano menor, ambos hicimos como si no hubiéramos escuchado los gritos de nuestra madre, hacer túneles era mucho más interesante que cenar.

-¿Deberíamos hacerlo más grande?- le pregunté a Edan.

-Si, que sea gigante.- contesto con emoción.

Nuestro trabajo construyendo el túnel fue interrumpido por un ligero golpe en la cabeza de ambos.

-¿No escucharon a mamá? Es hora de comer pequeños idiotas.- nos dijo nuestro hermano mayor Eitan.

-No nos golpees.- le dije molesto.

-¿Qué vas a hacer? ¿Golpearme de regreso? - me dijo burlándose.

Me puse de pie con los puños cerrados listo para darle su merecido a mi hermano mayor, me lancé contra él para darle un par de puñetazos en su estómago, pero él me esquivo y metió mi cabeza entre su brazo y con su otra mano comenzó a despeinarme.

-¡Basta! - le grité tratando de soltarme.

-Recuerda que eres solo un niño enano.- se reía mientras le guiñaba un ojo a Edan.

Edan se rio por la escena, para el su hermano mayor era lo mejor del mundo.

-Suéltame.- le dije y él me soltó.

-Vamos Eider, no te moleste, si quieres puedes golpearme con tus puños de princesa.

Sus bromas no me hacían gracia, a diferencia de Edan quien parecidas estar en un circo.