51. No soy bueno...

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Nota: Antes de empezar quiero pedirles que reproduzcan la canción cuando aparezcan el ♥, me encanto su letra y la melodía, creo que va bien con este capítulo.  Díganme que opinan al final.

Besos

Nat♥

51. No soy bueno...

Tamara.

Estaba sentada en la sala de Ashley, ella frente a mí y yo al lado de Scott. Escuchando cada palabra de lo que decía.

— ¿Qué? —no podía creer lo que acababa de decirme, era imposible.

—Mi madre está viva. Y Edson es mi hermanastro.

—No puede ser posible...

—Yo también creía eso. Hasta que después de esa noche donde Ashley me encontró, fui a la tumba de mamá y pagué mucho dinero para que la abrieran. No había nada. —me encontré con sus ojos, se empezaban a cristalizar.

Estaba tan en shock como él podría estarlo, no sabía que decirle, ninguna palabra venía a mí. No sabía cómo ayudarlo, no tenía respuestas.

—Yo... no sé qué decir. Lo siento. —él tomó mi mano.

—Está bien, me mantuve alejado de todos porque quería resolver esto solo, sin lastimar a nadie más.

—Pero no hay respuestas. —intervino Ashley, dándole un sorbo a su bebida.

— ¿Qué quieres decir? —cuestioné.

—Parece que todo rastro de ella desapareció, mi investigador privado no encontró nada.

—Ahora, el único que tiene respuestas es Edson, y para que las dé tendríamos que darle lo que quiere. —dijo Scott.

— ¿Y qué quiere? —pregunté angustiada. No había pasado por alto el hecho de que no me había dicho nada de Edson desde que salió de prisión y de eso ya hace poco más de un mes.

—Lo sabremos pronto.


Froté mi cara con ambas manos en un movimiento de frustración, había visto Gossip Girl con Zoe y jamás había visto tanto caos desde entonces. Pero ¿Qué podía hacer yo? ¿Cómo podía ayudar o siquiera consolar a mi novio cuando descubre que su madre está viva y que aparte adoptó a el hijo de otro hombre, pero jamás intento contactarse con él? No sé cómo sentirme y no sé cómo se siente Scott.

Esa noche me quedé en casa de Ashley, en la habitación de huéspedes con Scott. No le había dicho nada desde que me contó todo, solo respondía con monosílabos. Apagamos las luces pero ninguno podía dormir, la incesante sensación de incertidumbre no me dejaba en paz, no sé en qué momento cerré los ojos y pude dormir al menos un rato.

No sabía qué hora era cuando escuché un ruido de alguna parte de la habitación. Me removí pero no abrí los ojos, fue cuando escuché la puerta cerrarse que me levanté de golpe y miré a un lado. No estaba. Scott no estaba. Salí de la casa tan rápido como pude sin importarme el ruido que hacía, cuando salí a la calle lo primero que me recibió fue el frío viento de la noche, ya se acercaban las épocas frías así que no dude en tomar una manta del sofá y echármela encima. Salí y avancé con paso veloz mirando hacia todas direcciones hasta que logré divisar a Scott intentando encender el motor del auto que había sacado de la cochera. Corrí hacia él y me paré enfrente para que no pudiera avanzar.

— ¡¿Qué crees que haces?! —exclamé. — ¡Sal del auto!

Se tomó su tiempo, cruzó los brazos sobre el volante y dejó caer la cabeza contra ellos, desde aquí podía escuchar el ruido de frustración que salió de sus labios. Abrió la puerta y salió.

Mi Vecino de Enfrente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora