35. Un amor de recuerdos dolorosos.

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Hace un año.

El tiempo es relativo, nunca podremos decir que tenemos el tiempo en nuestras manos, ni tampoco que tenemos todo el tiempo del mundo. Y para mí, la idea de que han pasado ya dos años es de alguna manera sorprendente, hoy es un día especial y espero que él lo recuerde o lo mataré.

La puerta de mi habitación se abre dándole paso a mamá y dejando atrás los pensamientos que me abordaron está mañana. Estaba a punto de salir de mi habitación y preparar mi día ajetreado.

—Buenos días, Cariño. —saluda con una sonrisa, en estos días es sorprendente que mamá tenga una sonrisa, tal vez sea por el hecho de que está emocionada por el nuevo trabajo que solicito.

—¿Ya te dieron respuesta? —le pregunto refiriéndome a su trabajo.

—Aun no, pero me mantengo positiva. —contestó a lo que respondí con una risa ligera. —por cierto, tu padre volvió a llamar. —dijo segundos después, no me pasaba desapercibido el tono que usaba, lo dijo con cautela y cuidado, ella sabe que es un tema delicado.

Mis padres se habían divorciado hace años y desde que papá decidió demostrar el total desinterés hacia nosotras nuestra relación... bueno, creo se rompió por completo. Él trataba de mantener su vida privada al margen de la prensa, ellos no sabían si era casado, viudo o divorciado, o si tenía hijas. Fue hasta que un reportero nos capturó a los dos juntos que las sospechas salieron al público, pensaban que estaba saliendo conmigo y no fue hasta que me presento como su hija frente a la prensa que los chismes y notas amarillistas pararon.

En resumen, no tengo una buena relación con mi padre.

—¿Le dijiste que he estado ocupada? —le cuestioné como confirmación, le había expresado a mamá el hecho de que no quiero frecuentar a mi padre más de la cuenta, y cada vez que quería verme solo le decía que estaba ocupada. Solo quería mantener una relación conmigo para demostrar frente a la prensa que era el padre ideal, y en verdad no lo era.

—Claro que se lo dije, pero sabes cómo es de insistente. Dice que si no vas a verlo él vendrá. —dijo, mientras se paseaba por mi habitación y recogía la ropa sucia que yo pretendía lavar mañana.

—Pues que venga, sería un milagro si lo hiciera. —dije sarcástica, mamá me aventó una prenda a la cara.

—Tamara, sabes que siempre respeto tus decisiones, pero está vez, como madre debo decirte que les una oportunidad. Tu padre te ama, sabes que lo hace, es solo que... —y no pudo terminar de decirlo, nunca puede.

—Es solo que le importa más su trabajo que sus hijas, eso ya lo sabemos.

—No seas tan dura con él, inténtalo. —me ánimo con una media sonrisa la cuál correspondí, asentí sin saber bien que decir.

Eran las 7:30 cuando termine de arreglarme y me miraba al espejo para ver si me faltaba algo, le había enviado un mensaje en la tarde y se supone que debe llegar en 15 minutos

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Eran las 7:30 cuando termine de arreglarme y me miraba al espejo para ver si me faltaba algo, le había enviado un mensaje en la tarde y se supone que debe llegar en 15 minutos.

Mi Vecino de Enfrente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora