9. Cena con los vecinos.

50 3 0
                                    

Scott.

—¡Vamos Caleb llegó tarde a clase de cálculo!¡Podemos hacer esto en otro momento! —exclamé, pero Caleb seguía caminando. Después de esa escena en la cafetería, le dije a Caleb que no me había dado cuenta de que le aventé al suelo la bandeja del almuerzo a la chica nueva, él se había echado una letanía sobre mi mal comportamiento y el valor de las disculpas, se había levantado de la mesa y me arrastró con él a buscar a la chica nueva para que yo en persona le pidiera una disculpa. Reí para mis adentros, que ingenuo podía ser Caleb, parece que no me conociera. Yo no pido disculpas lo hecho, hecho esta y punto final. Pero en vez de decirle que no, preferí seguirle el juego; la preparatoria Oak High era muy grande era casi imposible encontrar a alguien que no sabes donde esta.

Pero recordé que Caleb era muy terco y que no pararía hasta encontrarla. —¡No! Este es el momento, de otra manera no te disculparas en tu puta vida. —dijo, bueno Caleb si me conocía bien. — y ha pasado por mucho para que un idiota como tú le venga a decir cosas horribles y sin disculparse.

Caleb seguía arrastrándome entre los pasillos, me dolían los pies, además no quería pedir disculpas. —¿Y qué tal si ya se fue? Pudo haber salido temprano hoy. ¡Vamos! Ya déjame ir, a mi todavía me queda una clase y estoy llegando tarde. —exclamé, él se detuvo y yo caminé hasta ponerme frente a él, vi su expresión de “tienes razón Scott” y supe que se rendiría, él iba a rendirse cuando…

—¡Ey Tamara! ¡Hola! —gritó. Así qué se llama Tamara. Caleb hizo un saludo con la mano y ella solo sonrió, pero al desviar su mirada hacia mi, sus sonrisa fue desapareciendo y se convirtió en una mueca. Caleb hizo un movimiento y yo sabía que se iba a acercar a ella.

¡Demonios!

Me empezó a arrastrar con él, yo me oponían pero no quería ser tan obvio, así que no había de otra que dejarme ser arrastrado por Caleb. Cuando llegamos hasta ella Caleb fue el primero en hablar. —¿Cómo estás? Después de lo que pasó en la cafetería, pensé que estarías mal. —dijo.

¡Wow Caleb, que sutileza!

Recordé que Caleb podría ser muy imprudente, vi la expresión de la chica, era de sorpresa ella no esperaba que Caleb dijera eso y estoy de acuerdo. 

—No te preocupes Caleb, yo estoy bien. —dijo pero había un toque de mentira en eso, Caleb negó con la cabeza y Tamara suspiró.

—Esta bien, te creo pero de todos modos lo hará. —dijo Caleb sonando como adulto, reí para mis adentros. Pero con la última frase quedé atónito ¿Hacer qué? ¿Y quién?. Tamara parece preguntarse lo mismo porque frunció el entrecejo.

—¿De qué estás hablando? ¿Hacer qué? ¿Y quién? No entiendo. —dijo ella llena de confusión. Caleb me dio un codazo en el estómago como diciendo ¡Vamos idiota hazlo o te mataré! Trague saliva y di un paso al frente, ella frunció aún más el ceño. Iba a disculparme, de verdad lo iba a hacer cuando baje mi vista y vi su mano entrelazada con la de un chico, no me había dado cuenta de eso, yo no prestó mucha atención a mi alrededor sabía que había una persona además de Tamara y nosotros dos, pero no repare en sus manos ni quién era. Entrecerré los ojos y después sonreí al ver la cara del chico, esto es interesante. Di un paso atrás.

El chico me miraba expectante, esperando cualquier movimiento en falso de mi parte, como si fuera una amenaza para su querida chica. Miré mi reloj solo porque si. — Tengo que irme Caleb, llegó muy tarde a mi última clase. — dije, empezando a caminar en la dirección opuesta a la que llegamos. Vi como Caleb abría sus ojos como platos diciendo ¡No hagas esto, carajo!  Tamara y la otra persona solo fruncieron su ceño.

Mi Vecino de Enfrente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora