39. ¿Con qué derecho? Parte 1.

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Tamara.

Era fin de semana y yo regresaba de la escuela cuando me encontré con semejante sorpresa...

— ¡Oh, Dios mío! —exclamé al pasar a la cocina y encontrarme con mi madre besándose con Hugo.

Sí. B-E-S-Á-N-D-O-S-E.

Ambos se separaron inmediatamente avergonzados y acalorados.

—L-Lo siento, no quise interrumpir... Sigan con lo suyo. —dije rápidamente saliendo de la cocina y cerrando la puerta en el camino.

Me recargue en la puerta y sonreí grande, me gustaba ver a mi mamá feliz después de todo. Subí a mi habitación antes de que se les ocurriera salir y darme una explicación que yo no quería escuchar.

Tenía planes con Zoe esta tarde, pero a los minutos de entrar a mi habitación me llegó un mensaje de ella:

Zoe: Lo siento no podremos salir esta tarde, asunto familiar. No me mates 😧

¿Asunto familiar? Bueno no sabía sí creerle o no. Pero ahora me había quedado sin planes. ¿Y ahora que hacía? Miré a mí alrededor, creo que era hora de una limpieza.

Así pues, con la determinación de limpiar mi habitación por fin, me puse manos a la obra y empecé a revolver todo en la habitación.

Media hora después.

Me tiré en la cama cuando por fin había terminado, había bolsas de basura en una esquina que sacaría después. Tomé mi teléfono del buró junto con los auriculares y me puse a escuchar Sweet Creature de Harry Styles, y deje que siguiera la lista de reproducción.

No sé en qué momento paso, pero al final me quedé dormida con los auriculares aún en las orejas.

Me despertó el insistente golpe en la puerta, no sabía qué hora era pero al ver por la ventana podría decir que no pasan de las siete de la tarde

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Me despertó el insistente golpe en la puerta, no sabía qué hora era pero al ver por la ventana podría decir que no pasan de las siete de la tarde. Me levanté con pereza hasta abrir la puerta, fruncí el ceño al encontrarme con Tania. Tenía las mejillas rojas y estaba agitada, como si hubiera corrido un maratón.

— ¿Qué pasa? —le pregunté.

—Vania está llorando. —fruncí más mi ceño.

— ¿Por qué? ¿Qué le pasó?

—Mamá y papá están peleando.

Y solo con esas cinco simples palabras lo entendí todo. Bajé corriendo las escaleras, Vania era muy sensible, tal vez ellos levantaron mucho la voz. Ella los escuchó y se soltó llorando por el alboroto. Escuchaba los pasos de Tania seguirme, me detuve cuando me di cuenta que no había nadie.

— ¿Dónde están? —pregunté agitada.

—En el jardín.

Me dirigí a la parte trasera de la casa y deslicé la puerta de tela que daba al patio, me encontré con una escena que ni en un millón de años quisiera volver a ver.

Mi Vecino de Enfrente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora