40. Julie.

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Scott.

Este día ha sido estresante, tengo tareas pendientes gracias a la sesión de fotos que tuve el viernes, sin mencionar que falta poco para la graduación y los exámenes finales, y aún no he metido mi solicitud para la universidad, sin mencionar que no sé en cuál aplicar y en qué carrera.

¡Carajo!

¿Debería de hablarlo con Hugo? No, el señor está demasiado ocupado para ayudarme con eso. Además de que no sé si él me quiera meter a estudiar economía o alguna de esas mierdas. No, lo resolveré yo solo o le pediré ayuda a Gloria.

Por otro lado, no he hablado mucho con Greyson. Después de lo de su padre creo que lo mejor es darle su tiempo para procesar todo, después cuando se sintiera mejor hablaría con ella y la apoyaría en la decisión que tomé.

Escucho la puerta principal abrirse y luego cerrarse, son como las 10 de la mañana y no sé porque estoy despierto en sábado. ¡Ah, claro! Iba a pedirle la tarea a Caleb.

Le mando un mensaje, solo le pediría la de cálculo, la demás podía hacerla yo.

Yo: Pásame la tarea de cálculo.

Caleb: Idiota.

Yo: ¿Gracias?

Caleb: Solo me hablas para pedirme la tarea, ¿Qué tal sí me muero?

Rodé los ojos, Caleb era un melodramático por las mañanas.

Yo: Entonces me encargaría de hacerte un lindo funeral.

Caleb: (⁰_⁰)

Yo: ¿La tarea?

Caleb: Ash.

Acto seguido me llegaron varias fotos que eran de su cuaderno con los problemas de cálculo resueltos.

Yo: Te amo ¿Lo sabías?

Caleb: Qué gay, jajaja

Yo: (—_—) bye.

Cerré el chat. Haría las tareas más tarde, mientras iba a dormir otro rato antes de meterme en la tarea todo el fin de semana.

Me recosté en la cama esperando que el sueño viniera a mí, mi mente empezó a divagar. Me di cuenta de que no reparé en el hecho de que el padre de Tamara era uno de los mejores chefs del país, él gran Christopher Gibson. Aunque como padre es muy malo y vaya que yo sé de padres malos. Hablando de Hugo ¿Dónde estaría a estas horas? Era obvio que no había venido a dormir y él podía trabajar todo el día pero jamás se quedaba sin dormir, así que no sé en dónde estaba.

Pero no importa, solo estoy divagando. Y no sé cuando mis ojos se cerraron y me quedé dormido.

Me despertaron los golpes insistentes en mi puerta, no se oían desesperados o enojados, sonaban tranquilos pero tan insistentes. ¿Acaso no saben dejar dormir a la gente?

Me levanto a duras penas de mi cama, sobo mis ojos con el dorso de la mano despabilándome. Al abrir la puerta me encontré con Hugo del otro lado, se veía cansado y tenía ese semblante serio cuando tenía que hablar conmigo.

¿Será con respecto a la universidad? No, no lo creo. Endurezco mi gesto y me hago a un lado para dejarlo pasar, entra y yo cierro la puerta tras él.

— ¿No tenías tareas pendientes? —preguntó viendo los libros tirados en el suelo. ¡Ups!

— ¿Viniste para regañarme por las tareas? —pregunté frunciendo el ceño. Él pareció ver su error, ¿Qué le pasa?

Mi Vecino de Enfrente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora