Mi Vecino de Enfrente ©

39. ¿Con qué derecho? Parte 2.

La puerta se abrió y rápidamente sequé mis lágrimas. Me encontré con Hugo Collins.

— ¿Puedo pasar? —preguntó cauteloso, asentí tratando de sonreír pero salió como una mueca.

Hugo llegó a mi lado y sonrió levemente.

— ¿Qué haces aquí? —pregunté tratando de recomponerme.

—En estos momentos nadie debería estar solo. —se encogió de hombros. —yo sé lo que es sentir la ausencia de un padre. —lo miré con una ceja enarcada.

— ¿En serio?

—Lo sé, lo sé. No puedo decir eso cuando no he dado la buena impresión de ser un buen padre para Scott, pero no todo es lo que parece Tamara.

—Bueno, cuéntamelo todo. Nada saldrá de aquí. —sonrió de lado.

—Lo mismo digo.

— ¿Usted no tuvo un padre? —él asintió.

—Tuve un padre que parecía querernos tanto pero que al final, por alguna razón se fue. Éramos mis dos hermanos y yo, cuando mi padre se fue dejó un vacío en toda la familia, nunca dijo por qué, pero la familia salió adelante gracias a mi madre. Luego, tiempo después mamá encontró a otro hombre, era bueno y nos dieron otros dos hermanos. Parecíamos felices, pero ese vacío de la ausencia de mi padre jamás se fue. —contó mientras arrugaba sus cejas en concentración.

— ¿Y por eso es así con Scott? —la pregunta salió antes de procesarla. —lo siento, no quise... Es solo que Scott me dijo todo. —él asintió en comprensión.

—Está bien, nadie me había preguntado si era un buen padre alguna vez, así gracias por esa pregunta. —tomó unos segundos en los que dio un largo suspiro. —ser padre no es nada fácil, es él mayor trabajo que pude tener. —pensó un poco y luego meneó la cabeza. —no todo es como parece.

— ¿Entonces, cómo es? —pregunté. — ¿Por qué no estuvo desde un principio con Scott?

Se quedó en silencio unos minutos, los cuales pensé que no me respondería, pero empezó:

—Cuando estaba en la universidad conocí a la madre de Scott, venía de una familia problemática pero a esa edad uno piensa que todo es tan fácil. —suspiró. —nos enamoramos y fue mi novia toda la universidad, estábamos por graduarnos cuando ella terminó conmigo, jamás me dijo los motivos, la busqué, traté de todas las formas de hablar con ella pero jamás me dijo nada.

»Después de la graduación yo me fui a Nueva York con mi padre a empezar en la empresa. Y no supe más de ella. Años después me enteré por un amigo que se la había topado en un lugar de mala muerte y que con ella traía un niño de unos nueve años. E hice cuentas y todo cayó en su lugar, fui a verla y me encontré con ella viviendo en una pequeña casa de renta.

Volteó a verme y por un momento no podía creer en el hombre que Scott veía, había algo aunque no sabría decir qué, solo lo dejé continuar.

—Cuando vi a Scott sentí una ilusión inmensa. Pensé que seríamos un familia, pero cuando ofrecí mi ayuda ella se negó, dijo que esto no era mi asunto, que está no era mi vida. Pero yo no iba a dejar las cosas así, ese niño era mi hijo y lo quería proteger de todo, hasta de una madre que lo quería usar para conseguir más drogas. —cerró los ojos fuertemente apretándose el puente de la nariz con los dedos.

Yo no podía creerlo, ¿La madre de Scott quería usarlo? No sabía para qué exactamente pero no podría ser bueno.

—Ella lo amaba, sí. —empezó contando de nuevo. —pero su vicio se hizo más grande. Cuando gané la custodia los dos se vinieron abajo, había hablando antes con Scott parecía que le caía bien, pero cuando lo alejé de su madre me odió por completo, me gritó mil veces que no me quería como padre. Lo aguante todo solo porque quería mantenerlo a salvo. Al final lo dejé ver a su madre un último día, y le dije que la ayudaría y que seríamos una familia algún día. Él estaba tan feliz. Al día siguiente interne a su madre en un centro de rehabilitación. Pensé que estaría bien, pero después... La encontraron colgada en su habitación, dijeron que su vicio la volvió loca, tenía traumas psicológicos. Su madre no murió de una sobredosis como yo le dije, su madre se suicido por cuenta propia en un momento de lucidez. Al menos eso fue lo que me dijo el doctor.