41. ¿La has visto?

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Scott.

— ¿Señora Greyson? —pregunté desconcertado, detrás de ella estaba el padre de Tamara.

¿Qué hacían aquí?

— ¿Esta todo...?

—Dile que baje. —ordenó interrumpiéndome el padre de Tamara.

— ¿Qué? No entiendo. —dije, ¿Acaso estaban drogados? Mariana miró preocupada a su ex esposo.

—Scott. —empezó diciendo la señora Greyson. —dile a Tamara que bajé, por favor.

— ¿Tamara? —ahora sí estaba confundido. —no la he visto desde la fiesta. —informé.

El padre de Greyson dio un paso al frente.

—Esto es importante, muchacho. Dile a mi hija que baje.

—Ella no está aquí. Cómo dije no la he visto desde la fiesta. —declaré, abrí por completo. Gloria nos observaba desde la puerta corrediza que daba al jardín.

Dejó lo que estaba haciendo y vino a mi lado poniendo la misma cara de confusión que yo.

— ¿Qué sucede? —pregunta limpiando sus manos con su delantal. Los padres de Greyson se miran preocupados, el hombre asiente y la mamá de Tam se gira a nosotros.

—Tamara no está. —declaró su madre.

Todo se vino abajo, todo a mí alrededor pareció congelarse en el tiempo. Miles de pensamientos abarrotaron mi mente, no quería creer que eso fuera verdad. Greyson no podía estar desaparecida.

— ¿Cómo que no está? ¿Cómo es que no se dieron cuenta? —pregunté atónito. La señora Greyson me miró apenada.

—Estábamos discutiendo, las niñas estaban almorzando en la cocina y nosotros estábamos discutiendo en el jardín. —empezó diciendo el señor Gibson.

—Eran como las diez, once de la mañana cuando subí a hablarle para que bajara a almorzar. Pero no estaba, su cama estaba desecha y una ventana estaba abierta. La buscamos por toda la casa, llamamos a Zoe, Caleb y hasta a Tyler, pero no estaba con ninguno. —dijo su madre aguantando las lágrimas. —teníamos la esperanza de que estuviera contigo.

No les pregunte el hecho de que no me hubieran buscado primero, sabía el por qué. Greyson era muy astuta, ella sabría que mi casa sería el primer lugar donde la buscarían. Pero aún así estoy enojado con ella, por no decirme nada, por huir sin dejar una nota si quiera, por preocuparme hasta la mierda y volverme loco.

Empecé a moverme, avancé hasta la mesa donde dejaba mis llaves, las tomé y regrese a la puerta.

—Ayudaré a buscarla, recorreré la ciudad. Ustedes búsquenla a pie, se acerca una tormenta y no es seguro. —ellos asintieron y después de decirle a Gloria que se quedará en la casa, salí junto con los padres de Greyson. —llamaré a mi padre.

Ellos asintieron y se alejaron en la dirección contraria. No me había dado cuenta de la palabra que salió tan espontáneamente de mi boca. Aunque no me detuve mucho en pensar en eso, llamé a papá mientras iba camino al auto que dejé estacionado más adelante y le conté lo que pasaba luego, llamé a la señora Greyson y le conté que mi padre pondría a personas a buscarla. Encendí el auto y empecé a salir de nuestra calle, iba viendo a todos lados por si la veía pasar, iba a cruzar una avenida hasta que otro trueno rompió el cielo y seguido de este la lluvia corrió empapando todo a su paso, subí las ventanillas y active el parabrisas. Seguí conduciendo y hasta que llegué al inicio del parque sonó mi celular.

Detengo el auto y miro el identificador de llamada. ¿Emanuel? ¿Para qué me llama? Contesto.

—Emanuel, no es un buen momento, estoy ocupado... —recibo un bufido del otro lado.

—No eres el único que está ocupado, ¿Crees que quiero ser interrumpido en medio de una cita? —rodé los ojos, era igual de dramático que Caleb. Una sonrisa de lado se deslizó por mis labios.

— ¿Olivia Greyson? —pregunto, aún estacionado sigo viendo a todos lados en busca de mi castaña.

—Sí, pero ya. Esto es algo muy importante Scott y no sé cómo te lo vas a tomar. —suelto un resoplido.

—Solo dilo. —le dije, la lluvia se volvía más fuerte con cada segundo. Escuché un suspiro.

—Me acaban de llamar del bufete. Scott, Edson está libre. —él siguió hablando pero no le preste atención.

Estoy se estaba yendo a la mierda, esta lluvia está por convertirse en una tormenta, Greyson desapareció y no sabemos a dónde, las calles pronto se inundarán y para colmo el psicópata de Edson salió de prisión. ¿Cómo puede ser? Apenas lleva tres meses y medio de su condena. Aunque en mi opinión debieron darle más a ese hijo de perra.

—... investigaré más sobre esto, dijeron que salió con fianza pero le pusimos una suma enorme. Bueno, te llamó luego... —estaba por colgar, cuando llegué a una revelación.

— ¡Espera! ¡No me jodas! Greyson desapareció y no sabemos dónde está...

— ¡Scott, carajo! Esto es grave.

— ¿Sabes lo que le haría ese psicópata si la encuentra? —escuché maldecir a Emanuel al otro lado, pero no estaba poniéndole atención del todo, mi cabeza estaba maquinando todas las posibilidades.

— ¡Ayudaremos a buscar! —fue lo último que oí antes de colgar y volver a ponerme en marcha.

Iba pasando por la parada de autobuses cuando frene de golpe, entrecerré mis ojos para aclarar mi visión. Y sin perder tiempo me bajé, el agua me empapó de inmediato, llegué hasta la banca metálica y recogí la mochila. Era de ella, solté un suspiro de alivio.

Ya sabía dónde estaba, si me iba ya y con ayuda de la tormenta tal vez la alcanzaría. Salir de la ciudad tomaba tres horas de camino en autobús, tal vez la lluvia ya lo había parado.

Volví al auto y seguí por un atajo que me llevaba directo a la salida de la ciudad. Para salir de aquí tenías primero que cruzar el letrero que decía Bienvenidos a Oak Hills y luego seguir tres horas hasta llegar a la autopista. Aceleré al darme cuenta de que no podía llegar muy lejos.

Volví a la velocidad normal cuando crucé el letrero de bienvenida, miraba hacia todos lados a ver si la encontraba. La lluvia se volvía más fuerte cada que avanzaba. Estaba seguro que el camino de regreso ya estaba inundado. Estaba por acelerar más cuando vi la figura de un vehículo al frente.

¡Un autobús!

Aceleré hasta detenerme detrás de él, me bajé y empecé a correr hacia la entrada del autobús y algo me detuvo. La figura arrodillada a un lado del camino llamó mi atención, estaba temblando y no la escuchaba pero podía jurar que estaba sollozando. Casi quería morirme ahí mismo, era Tamara. Corrí hacia ella y me arrodille llenando mi pantalón de lodo.

La llamé pero no me respondió, parecía sumida en su mundo. Entonces fui consciente de que tenía un ataque de pánico.

Acaricié su cabello suavemente.

—Tranquila Greyson, ya estás a salvo. —le susurré.

¡Doble actualización hoy!

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Besos

Nat ♥

Mi Vecino de Enfrente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora