Parte I: Capítulo 2. Resignación

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La declaración de Jiang Cheng fue la primera que vivió Lan Xichen. Fue sorpresivo porque lo veía como alguien menor... Tal vez había confundido sus palabras, pero si era cierto, era un sentimiento breve que se quemaría con el tiempo y la aparición de otros más fuertes. Él sabía bien lo que era estar enamorado.


Se creía que los Lan eran fríos pero en su historia figuraban hombres que habían roto las reglas o habían dejado todo por amor. Por supuesto, esas partes estaban bien guardadas en la zona privada de la biblioteca. Había colecciones de cartas apasionadas que habían dado origen a un par de reglas y tenían diarios que expresaban los sentimientos de su autor con desenfreno.

Lan Xichen no había accedido a esos textos, tan sólo quedaba la historia de su fundador que dejó su vida de monje cuando encontró a su pareja de cultivación. A pesar de eso, supo reconocer cuando estaba completamente enamorado.Nie Mingjue era su amigo desde siempre y no esperaba encontrar en su casa a esa persona. Meng Yao tenía una hermosa sonrisa, era amable y considerado, siempre servicial e inteligente. 

Disfrutaba de la música y las artes, su compañía era grata y podía hablar con él de otras preocupaciones más allá de los asuntos serios.

Incluso Xichen ignoraba los comentarios sobre Meng Yao y su origen. Él trabajaba diligentemente para merecer su lugar como funcionario de confianza de Nie Mingjue, jamás era deshonesto y tampoco se daba por vencido a pesar de que todos usaban cada oportunidad para molestarlo. No importaba su origen, importaba la persona que era.Creía que sus sentimientos no le eran indiferentes a Meng Yao. Sus manos se rozaban constantemente, pasaban horas conversando, Meng Yao incluso había llevado algunas hojas de té como regalo personal y Lan Xichen tenía lista la tetera con nuevas fragancias y dulces cuando él llegaba. Sus momentos eran breves y distantes unos del otro, pero Lan Xichen estaba convencido de que había algo.

Su intuición rara vez fallaba, así como podía descifrar a Lan Zhan, también podía ver las señales en Meng Yao.

Debía hablar con su tío, pero primero pensaba hablar de sus intenciones cuando Nie Mingjue fuera por Nie Huaisang, pero la situación había sido tan rápida que prefirió dejarlo para después. Su amigo no tenía cabeza para nada más.Esperó pacientemente un momento, pensó que no había prisa porque aunque sus sentimientos no estaban dichos, eran correspondidos.Pero tan sólo unos meses después los Wen atacaron a la secta Nie. Poco después la desgracia invadió el Receso de las nubes, quemaron todo, se llevaron a su hermano y su tío lo obligó a escapar con parte de su acervo. Se sintió impotente y desolado.

Estaba preocupado por su familia, desconocía el paradero de su amigo y hombre que amaba, no tenía a donde ir y ciertamente las noticias que llegaban sobre su secta eran críticas.

En medio de aquellas semanas tormentosas encontró a Meng Yao, pero ahora tenía los colores de la secta Wen. De inmediato se confundió. ¿Había traicionado a los Nie?

Con prisa hizo una seña para que los discípulos que lo acompañaban se detuvieran y se agacharan en medio de los matorrales. Habían viajado río abajo esperando llegar a alguna secta que pudiera albergarlos o, como mínimo, proteger sus archivos. La mejor opción era llegar hasta los Jin para pedir ayuda y agruparse, pero no esperaba encontrarse así a una tropa de los Wen.

Los Lan se encogieron en el suelo visiblemente acongojados por no poder enfrentar a la tropa, se sentían unos cobardes pero realmente cargaban cofres y algunos estaban heridos. Se evaporarían como gotas de agua sobre una piedra caliente si intentaban combatir.

Lan Xichen avanzó en medio de su sorpresa. Por un momento sintió que los ojos de Meng Yao se cruzaron con él pero luego miró hacia otro lado. Tal vez algún ave había llamado su atención y había confundido la dirección de su mirada.

Los lotos de GusuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora