Parte III: Capítulo 4. Floración de los lotos

9.9K 1K 567
                                    

En la habitación sólo quedaron ellos dos.

Lan Xichen tomó la mano de Jiang Cheng y le pidió apretarla cuando quisiera. Pensó que no la necesitaría, pero unas horas después la estrujó con todas sus fuerzas.

La meditación estuvo bien por un rato. Afuera se escuchaban las risas de A-Tian. Ya daba pasos y cuando lograba escapar de la mano de alguien, salía corriendo tanto como sus piernas se lo permitían. Por supuesto, terminaba cayendo de sentón o de lado y aunque al inicio se asustaba, terminaba riéndo.

Jiang Cheng comenzó a pensar: ¿y si no lo hacía bien? Su preocupación no se extendía sólo al parto, también se preguntaba si su bebé sería tan feliz como A-Tian.

Wei Wuxian y Lan Wangji tenían vocación paternal. Él había criado a Jin Ling con mucho trabajo y bastantes amenazas. Su sobrino no parecía ser infeliz, sin embargo, era caprichoso en algunos escenarios y pasó un buen tiempo solo hasta que conoció a los niños Lan.

Ya era muy tarde para cuestionar la situación. Hasta hace unos meses sólo estaba concentrado en continuar con su vida y enfrentar la llegada de su bebé sin los sentimientos de tristeza y soledad. Ahora con Lan Xichen eso se había disipado y se preguntaba si podría aprender de sus errores y si el amor le alcanzaría.

—Lo haremos bien —dijo Lan Xichen abriendo un ojo para mirarlo por el rabillo.

Ambos sonrieron porque tenían preocupaciones similares.

Lan Xichen pensaba en su tío. Él los había criado sin tener la menor idea de qué hacer con un niño y las cosas habían salido bien. También pensaba en cómo había cuidado a Lan Jingyi y a Lan Sizhui, no parecía haber hecho mal trabajo.

Era positivo sobre la situación. Dudaba que algunos de sus padres supieran qué hacer con ellos, a pesar de todo habían logrado mantenerlos vivos.

Afuera la familia esperaba pacientemente. Se había servido té con una mezcla para calmar los nervios. No obstante, el clima era de emoción. De pronto la familia Jiang florecía y los lazos con los Lan eran más fuertes de nunca. ¿Quién lo habría imaginado hace una década?

A-Tian ayudaba mucho a bajar la tensión. El bebé iba de mano en mano usando a los adultos como un seguro para caminar. Los mantenía agachados y cambiaba de adulto cuando les dolía la espalda. Su favorito era Lan Qiren, de quien escapaba constantemente mientras gritaba emocionado al ver que lo perseguía.

Ver a un pequeño Lan, con su traje azul claro, haciendo tal bullicio era digno de apreciarse.

—Debería ver cómo están —comentó Lan Qiren regresando con A-Tian de la mano, sosteniendo discretamente su zona lumbar con la otra.

—Están bien, gran maestro, mi tío siempre está tranquilo cerca de Ze Wu-Jun —dijo Jin Ling haciendo notar que los había observado bastante.

Lan Sizhui coincidió, tenían una energía equilibrada. Era similar a la conexión de sus padres, con la diferencia de que su energía era intensa y desbordada. Lan Xichen y Jiang Cheng eran un río: fuerte, constante y tranquilo.

—Aún no empieza —dijo Wei Wuxian evaluando la situación —de todas maneras, aunque queramos asistir a Jiang Cheng, es algo que hará solo.

Poco tiempo después se escuchó el sonido de la flauta con una pieza que habían escuchado demasiado en el Descanso entre las nubes. Lan Xichen notó que era imposible seguir meditando con cada contracción. Eran recurrentes con el paso de las horas.

Su solución fue tocar para Jiang Cheng y para su bebé. Parecía disfrutarlo y siempre se movía con gusto.

Lan Wangji y Wei Wuxian se miraron comprendiendo que habían tenido el mismo instinto que ellos cuando nació A-Tian. La música ayudaría a que la energía espiritual fluyera mejor y menguaría los malestares físicos.

Los lotos de GusuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora